Comunicado de Codorníu desmarcándose del 'procés' / CG

Comunicado de Codorníu desmarcándose del 'procés' / CG

Política

Las empresas, hartas de las campañas de boicot por el 'procés'

La vinculación de una marca con posiciones favorables o contrarias a la independencia suele ir acompañada de agresivas campañas a través de las redes sociales

20 septiembre, 2017 00:00

Las redes sociales amplifican mensajes con poca base social. Ejemplo de ello son las campañas de boicot que se crean en internet por motivos políticos. Desde que el conflicto catalán empezó a escalar, han sido varias las empresas que han sido situadas en el bando favorable o contrario a la independencia, haya habido un posicionamiento oficial o no.

En el caso Cataluña-España, las campañas de boicot han sido en ambas direcciones. Codorníu ha sido el último ejemplo, este mismo martes, 19 de septiembre. La campaña ha seguido a la que afectó a la marca de zapatillas Munich esta misma semana, que se añade a una lista extensa en la que figuran Gallina Blanca, Freixenet, Tous, Telefónica, Coca-Cola y Vodafone, entre otros.

Sin posicionamientos oficiales

Aunque las empresas suelen tener especial cuidado con su posicionamiento político, circunstancias externas pueden comprometerlas. A la mínima, las redes saltan. Una vez empieza una campaña de boicot, la estrategia de las marcas suele seguir siempre el mismo patrón: poner distancia y mostrarse neutral. Es el caso de Caixabank, Banco Sabadell, Pronovias y Danone, entre otras grandes marcas, que se han querido alejar del conflicto político.

Esto es lo que hizo Codorníu el martes. El productor de cava emitió un comunicado para desvincularse del procés y de Unipost, registrada por la Guardia Civil en busca de material del 1-O. Varias informaciones en medios de comunicación relacionaban al Grupo Codorníu, de la familia Raventós, con la empresa de mensajería, por la participación que tienen algunos accionistas minoritarios –y miembros de la familia–.

Mucho ruido sin consecuencias

Las voces que piden boicot también lo hacen en sentido contrario. Movistar y Vodafone lo sufrieron el pasado fin de semana. Una orden judicial obligó a las operadoras a bloquear la entrada a las webs relacionadas con el referéndum del 1-O. “En estos casos contestamos a los usuarios que piden información a través de las redes, no podemos hacer mucho más”, indican desde Telefónica. En su caso, recuerdan que tampoco han hecho ningún posicionamiento político oficial y que sólo acatan las órdenes judiciales.

Las campañas que aparecen en Twitter suelen caracterizarse por hacer ruido y desaparecer rápido. Un competidor directo de Codorníu, Freixenet, también ha sido objeto de varias campañas de boicot iniciadas en las redes. Fuentes de la compañía explican que este tipo de ofensivas “hacen mucho ruido mediático, pero no tienen ningún sentido”.

El boicot de 2005

Desde el productor de cava recuerdan que en 2005 se inició una campaña de boicot a productos catalanes. Fue a partir de unas declaraciones del entonces presidente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Josep Lluís Carod-Rovira, que aseguró que prefería París como sede olímpica antes que Madrid.

“Entonces sí tuvo efecto, incluso en ventas, aunque la crisis llegó en seguida y es difícil distinguir cuál fue la causa de la caída de la facturación”, aseguran desde la empresa. El de 2005 es el que más se recuerda y el que afectó a más marcas, ya que iba dirigido a todos los productos catalanes. Pero, en general, son casos aislados.

Otros casos mediáticos

El foco estuvo sobre la marca de zapatillas Munich la semana pasada. Una línea de calzado a favor del sí en el referéndum sobre la independencia de Cataluña encendió las redes. La compañía, que ha declinado hablar con este medio, emitió un comunicado en el que se aleja de cualquier posición política y explica que recibió en mayo un encargo por parte del PDeCAT para producir zapatos.

El turno de Coca-Cola, que también ha declinado hacer declaraciones sobre el asunto, fue a finales de 2016. La presidenta de la multinacional de refrescos, Sol Daurella, entró en el consejo consultivo de Diplocat, el organismo creado para la proyección de la imagen de Cataluña en el extranjero. Dos meses después, Daurella abandonaba el puesto por “motivos personales” y con muchas críticas a sus espaldas.

Tous y Gallina Blanca son otros ejemplos. La marca de joyas ha rechazado hablar sobre el asunto. El verano pasado, la firma fue vinculada al procés por la presencia de su presidenta, Alba Torres, en la fiesta de Pilar Rahola en Cadaqués, en la que asistieron también Carles Puigdemont, Artur Mas y Joan Laporta, entre otros. Fuentes de Gallina Blanca, propiedad de la familia Carulla, que sufrió también una campaña de boicot, aseguran que tienen "consumidores fieles": "Lo único que podemos hacer en estos casos es lamentarlo".