El delegado del Gobierno en Baleares acudía a las "bacanales" de Cursach
El magistrado instructor considera que José María Rodríguez fue el artífice de la red urdida para servir los intereses del promotor y empresario de la noche, en prisión desde marzo
13 junio, 2017 00:00Las investigaciones en torno al entramado tejido en el seno de la Policía Local de Palma en forma de extorsiones e intimidación a empresarios que planteasen hacerle sombra al considerado rey de la noche mallorquina, Bartolomé Cursach, han arrojado nuevos detalles sobre cómo se llevaban a cabo las prácticas criminales que el juez llega a calificar de "pseudomafiosas" en varias de sus resoluciones.
Según la nueva documentación a la que ha tenido acceso Crónica Global, Cursach organizaba cada lunes "auténticas bacanales" en una de sus fincas en las que participaba el que fuese mano derecha de Jaume Matas, delegado del Gobierno en Baleares y presidente del PP de Palma, José María Rodríguez, a quien el magistrado considera "artífice" de la red delictiva urdida para favorecer los intereses del conocido promotor, en prisión preventiva desde el pasado mes de marzo.
También Álvaro Gijón
Se trata de unas fiestas a las que también acudía el actual diputado del PP y exconcejal Álvaro Gijón, tal y como manifestó ante el instructor una testigo durante una comparecencia cuyo secreto acaba de ser levantado.
La joven, quien asegura disponer de estas informaciones "de primera mano", señaló ante los investigadores que primero se organizaban partidas de póker y, una vez concluidas, se llevaban a cabo fiestas con sexo, alcohol y drogas. Tras una de ellas, en la que estaba presente Rodríguez, a una amiga suya "acabaron rompiéndole el bazo" y tuvo que ser trasladada al hospital echando "sangre por la boca y la vagina".
De vuelta a Brasil
Tal y como relató la testigo ante el juez, la víctima, "una chica mulata, brasileña y muy guapa", le contó que Cursach le dio "mucho dinero para que se marchara a Brasil". "En estas fiestas a las chicas se les traía cocaína", abundó en su declaración, recordando que era el propio empresario quien llevaba la droga "y las mujeres".
También en Tito's, una de las exclusivas discotecas propiedad de Cursach, presenció cómo el jefe de la sala VIP ofrecía cocaína a los clientes que acudían al local, entre ellos numerosos policías locales en la actualidad investigados que, de manera gratuita, disfrutaban también de alcohol y prostitutas.
De las casas de citas
Algunas de ellas, relató la testigo, procedían de diversas casas de citas y "cobraban muy bien, pero tenían que someterse a vejaciones como palizas, sobredosis de drogas y a prácticas sexuales violentas". "Las ataban, mantenían sexo con varias a la vez y les daban auténticas palizas", incidió.
En uno de esos locales, explicó al magistrado, el exdelegado del Gobierno "pasaba tardes enteras" y "consumía con todas las chicas botellas caras como Moët & Chandon". Según le contaron varias de sus compañeras, Rodríguez tenía "unos gustos extraños y peligrosos" con los que "las chicas se negaban a transigir".
"Un estado lamentable"
La testigo aseguró haber visto en numerosas ocasiones cómo el exalto cargo del PP salía de la vivienda "en un estado lamentable y totalmente pasado de cocaína y alcohol". En cuanto a Gijón, acudía de forma más esporádica y, tras la fiesta, "se iba en coche oficial. Su estado era también deplorable".
El magistrado llega a definir a Rodríguez como el "artífice en la sombra del organigrama corrupto" al servicio del Grupo Cursach. En julio de 2016 presentó su dimisión, por estos hechos, como presidente del PP de Palma, al igual que Gijón, entonces secretario de organización del partido, y la vicesecretaria Sandra Fernández.
Se da la circunstancia de que Rodríguez se encuentra imputado en el marco de otra causa de presunta corrupción, la considerada ramificación del caso Gürtel en Baleares. Se trata del caso Over, en el que la fiscalía anticorrupción reclama cinco años de prisión para él --y otros cinco para Matas-- por la presunta financiación ilegal de la formación y el supuesto trato de favor que, a cambio, habría recibido la empresa Over Marketing.