Lliures, la nueva formación nacida para ocupar el espacio de centro en Cataluña, quiere recuperar el viejo concepto de nacionalismo de la Convergència anterior a Artur Mas, cuando significaba “sentirse catalanes” pero sin desafiar a la legalidad ni tener extraños compañeros de viaje como la CUP.
Así lo ha explicado a instancias de este medio Lluís Domínguez, integrante de este movimiento que acaba de constituirse en partido político: “Creemos necesario ocupar el espacio central de la política catalana y que haya una rectificación de lo que ha pasado en los últimos años”.
El embrión del proyecto contó con un grupo promotor de entre 300 y 400 personas, y entre las personalidades más destacadas se encontraban el exdirigente de UDC Roger Montañola; o los ex dirigentes de CDC Antoni Fernández Teixidó o Xavier Cima, este último, marido de la líder de Ciutadans, Inés Arrimadas y que finalmente ha decidido no entrar a formar parte del partido. También obtuvo el apoyo de generaciones más jóvenes, con un grupo de entre 70 u 80 jóvenes que se sumaron al proyecto.
¿La política del 'peix al cove'?
Lliures se define como “catalanista”, “liberal”, “europeísta” y “humanista” y, según explican, han descartado la “etiqueta nacionalista” por razones instrumentales: la “mutación” que ha adquirido el término en Cataluña. Niegan que este descarte responda también a las connotaciones negativas que tiene el concepto en Europa. “Solo porque en la actualidad, en Cataluña, significa secesionista”, remacha Domínguez.
Su posición recupera la llamada política del peix al cove, como algunos definían la política del fundador de CDC y expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, consistente en ir consiguiendo competencias concretas previstas en el programa y, al mismo tiempo, ir configurando un proyecto global.
En este sentido, abogan por “hacer política” sin “reducir el debate al independentismo”. “Todos los gobiernos desde el restablecimiento de la democracia han conseguido cosas para Cataluña menos el de Mas”, se queja otro miembro en conversación con Crónica Global. Su apuesta es por el "realismo", ser conscientes de que el referéndum no es una opción que esté sobre la mesa, y volver a hacer política en favor de los intereses de Cataluña.
Referéndum pactado
Los miembros de Lliures son nacionalistas catalanes, y algunos de ellos, independentistas. Un hipotético referéndum de autodeterminación --que solo aceptan si es “legal y pactado” con el Estado-- haría aflorar las diferencias entre los partidarios y detractores de la secesión. Pero de momento les une el liberalismo político y económico, la sensación de “ridículo espantoso” por lo que está sucediendo en Cataluña, y su oposición a los pactos con la CUP.
También consideran que el centroderecha catalán ha quedado eclipsado por la izquierda, que “domina” el proceso independentista.
Entre los 'Comuns' y Ciutadans
El nuevo Lliures pretende ocupar un espacio central, catalanista como los Comuns, pero respetuoso con la legalidad, como la formación liderada por Arrimadas.
El partido liderado por Ada Colau es "un ejemplo" en cuanto a su capacidad de mantenerse en la ambigüedad respecto al proceso independentista que lideran PDECat, ERC y la CUP. Es decir, comparten la aproximación a la cuestión nacionalista, mientras que en el resto de asuntos estarían a las antípodas. Ciudadanos, por su parte, estaría más cerca en el eje ideológico, pero no en el identitario.
Un espacio difícil de ocupar
La politóloga e investigadora de la Universitat Autónoma de Barcelona Berta Bartet considera que es un espacio difícil de ocupar: “Los últimos resultados electorales de UDC muestran que este espacio no es tan fácil de abrir como parece a simple vista”. Según la politóloga, todo depende del desenlace que tenga el actual desafío con el Estado. “Existe aún un votante tradicional de CDC que les sigue votando, pese al procés”.
Sociológicamente hay espacio, pero puede no traducirse electoralmente. La razón de ello es el “voto útil” --sostiene la politóloga-- que hace que, aunque exista una bolsa de electores más afines a Lliures que al PSC u otras formaciones, se decanten por votar a una formación con más “salidas”.
Bartet, no obstante, comparte que, debido a la "polarización" política que se vive en Cataluña, la etiqueta nacionalista es ahora mismo "complicada" de usar sin que tenga una connotación secesionista. El equilibro que intenta encontrar Lliures sería, afirma la experta, difícil de conseguir sin caer en maximalismos.