Se acerca la supuesta fecha del referéndum de independencia y no todo está atado y bien atado en el Gobierno catalán. Los Mossos d’Esquadra, reacios a incumplir la ley, están en el punto de mira del sector más soberanista de PDECat y de la CUP, que piden más músculo independentista y compromiso de los mandos de la policía autonómica.
Sin embargo, la cúpula de la Consejería de Interior se muestra insensible a la presión del presidente Carles Puigdemont, decidido a seguir con su hoja de ruta secesionista hasta el final. “Se ha convertido en un problema interno de PDECat”, explica a Crónica Global un alto cargo del Gobierno catalán.
La piedra en el zapato de Puigdemont tiene un nombre: Jordi Jané. Es el titular de Interior, abogado y profesor de Derecho Constitucional, exdiputado de CiU en el Congreso y perfecto conocedor de los resortes que el Estado puede aplicar en el supuesto de que el Gobierno catalán culmine su procés.
Su rechazo a incurrir en la desobediencia que exigen los antisistema ha disparado los rumores sobre su posible relevo o, cuando menos, el del director general de los Mossos d’Esquadra, Albert Batlle. “Nos da igual quién esté al frente, a la que se dé una orden ilegal, no la cumpliremos”, aseguran a este medio fuentes sindicales.
Avisos sobre posibles inhabilitaciones
Aseguran que ya existen relaciones entre el Ministerio de Interior y la consejería en las que se abordan la recta final del procés. “Son contactos discretos, cordiales, pero en los que se advierte de que seguir adelante puede conllevar inhabilitaciones. Ya las hubo en torno al 9N”, explican estas fuentes, que consideran que las presiones de PDECat y la CUP han reforzado a Jané y Batlle.
No descartan, sin embargo, que se produzcan movimientos en los próximos meses. “Jané tiene los conocimientos necesarios para saber que, ante una hipotética aplicación del artículo 155 de la Constitución, la vía a utilizar sería incruenta. Pero se corre el riesgo de que venga algún otro indocumentado con ideas menos pacíficas”, advierten.
Mientras, ERC asiste impasible a este ruido de sables entre los dirigentes convergentes, que podría saldarse con algún que otro gesto mediático por parte de Jordi Jané para calmar los ánimos. Fiel a su proverbial mutismo, el vicepresidente Oriol Junqueras no se ha pronunciado sobre esa “estructura de Estado" insensible al proyecto separatista que son los Mossos d’Esquadra.
Existe una norma no escrita, según la cual, en gobiernos de coalición, el presidente de la Generalitat y su conseller de Interior deben pertenecer al mismo partido. Hubo una excepción, con resultados bastante adversos, cuando un miembro de ICV estuvo al frente de ese departamento durante el Gobierno tripartito. Esa misma norma indica que es el presidente de la Generalitat quien tiene que nombrar al jefe de los Mossos.
“Es muy difícil que se produzca una crisis de Gobierno a estas alturas de una legislatura que se presume corta. Y más todavía, que ERC asuma Interior. Artur Mas no lo permitiría”, explica el citado alto cargo, en alusión a la pertenencia de Jané a ese entorno del expresidente catalán. Para más señas, el conseller de Interior es el marido de la directora del gabinete jurídico de la Generalitat, Margarida Gil. Esta jurista declaró como testigo en la investigación de la trama de las ITV, cuyo principal acusado es el exsecretario general de CDC Oriol Pujol.