“Una oportunidad para la regeneración”. Así se expresaba ayer un diputado de Junts pel Sí, después de que las confesiones de Félix Millet sobre la financiación irregular de CDC hayan puesto el foco mediático y político en Artur Mas. Sus abrazos con los tesoreros acusados –siempre puso la mano en el fuego por Daniel Osácar--, sus reuniones en Fornells (Menorca) con el cerebro del expolio --él mismo lo confesó tras el registro del Palau realizado por los Mossos en 2009-- y, sobre todo, su condición de secretario general de CDC en el momento de los hechos --¿responsable político, que no judicial?-- podrían dar carpetazo a la carrera pública de Artur Mas
Tras conocerse el contenido de las declaraciones de Millet, el fantasma del 3% volvió a recorrer el Parlamento catalán, donde toda la oposición ha exigido que el expresidente catalán dé explicaciones al respecto. Lo hará, según ha dicho él mismo, cuando declaren en el juicio los principales procesados. Pero en PDECat ya se habla de la necesidad de relevo.
La puntilla para PDECat
“Mas siempre será un activo, pero no nos podemos permitir que los antiguos casos de corrupción se extiendan en el partido”, explicaban ayer fuentes de la nueva Convergència.
Según ha podido saber Crónica Global, el entorno de Carles Puigdemont presiona para que el exalcalde de Girona reconsidere su decisión de no ser candidato a la presidencia de la Generalitat. Hace meses que lo hace, pero el caso Palau podría ser la puntilla para un partido en horas bajas, con apuros económicos y aciagas perspectivas electorales. En la línea con lo manifestado recientemente por la coordinadora de PDEcat, Marta Pascal, la formación marca distancias respecto a los pecados del pasado. Pero saben que la única manera de soltar lastre y soslayar las sombras de sospecha pasa por la retirada de Mas, máximo responsable orgánico de lo ocurrido. Así lo aseguran PP, Ciudadanos, CSQP y PSC. Incluso los socios de legislatura de PDECat, ERC y CUP, han lanzado serias advertencias contra los convergentes.
Los republicanos intentan salvar el intachable expediente de su líder, Oriol Junqueras, el político que más puntos tiene en los sondeos de intención de voto para ser el futuro presidente de la Generalitat. De ahí su inquietud por el caso Palau y las contundentes palabras de su portavoz, Sergi Sebrià: “Las declaraciones que hemos oído hoy nos generan un rechazo y un asco profundo. Estas situaciones no pueden tener lugar en nuestra sociedad".
Renovación cerrada en falso
La CUP, que exigió hace algo más de un año la cabeza de Mas, exige ahora a su sucesor, Carles Puigdemont, tolerancia cero con la corrupción y ha solicitado formalmente que Mas y Germà Gordó, exconsejero de Justicia y diputado de PDECat, comparezcan en el Parlamento catalán.
La renovación de CDC se cerró en falso el verano pasado al designar a Artur Mas como presidente del partido. Algunas voces convergentes auguraron que el expresident no aguantaría ni un año, pues ese alto cargo estaba llamado a ser provisional. Pero Artur Mas tenía ganas de volver a la primera línea política. El juicio por la consulta del 9N le sirvió en bandeja un apoyo mediático y patriótico que supo exprimir. Pero llegó la vista oral por el caso Palau que, según los partidos de la oposición, aboca a Cataluña a un adelanto electoral. No habrá que esperar, por tanto, al embrollo legal de la desconexión exprés o el referéndum de septiembre, vaticinan algunos partidos.