Mientras el PDeCAT se cuece en su lío sucesorio --¿Mas, Puigdemont, Conesa, Vila?--, ERC sube como la espuma en las encuestas de intención de voto. De ahí que los nuevos convergentes miren de reojo a sus socios de gobierno ante unas elecciones que se presumen inminentes. Con Oriol Junqueras fuera de combate, inhabilitado, las fuerzas se igualarían.
Si la CUP aprueba finalmente los Presupuestos de la Generalitat --algo que los antisistema dirimirán en una asamblea el próximo 28 de enero--, se pondrá en marcha la maquinaria del referéndum, que el Estado impedirá. Y eso obligará a adelantar los comicios catalanes.
Ante los buenos augurios electorales de Oriol Junqueras, PDECat se encomienda a una posible inhabilitación del vicepresidente económico, que es el encargado de organizar esa consulta. Si se le abre un proceso judicial, ERC y PDECat quedarían en tablas, pues como se sabe, Artur Mas será juzgado próximamente por la celebración de la consulta secesionista del 9 de noviembre de 2014.
Ir a por todas
Descartada una repetición de la coalición de Junts pel Sí --ERC y CDC--, los convergentes creen que Puigdemont irá a por todas con el referéndum. Esto obligará a Junqueras a no ser menos, firmar todos los decretos y llegar hasta el final con la consulta, aseguran fuentes del entorno de Artur Mas.
El tiempo dirá si esa hipótesis es más un deseo que una realidad, pero lo cierto en que en PDECat ya se habla de la operación Inhabilitar a Junqueras. “Sólo nosotros estamos en procesos judiciales. ERC y la CUP, no”, recordó recientemente la exvicepresidenta del Govern Joana Ortega en un tuit lanzado tras conocerse la petición de la Fiscalía contra Francesc Homs.
Dicho de otra manera, con Junqueras fuera de combate, las fuerzas de ERC y PDECat se equilibrarían, porque los republicanos también entrarían en una pugna por la sucesión. Los convergentes hacen cábalas sobre posibles relevos si Carles Puigdemont, finalmente, desiste de ser cabeza de cartel y Mas es inhabilitado, y es ahí donde surgen nombres como los de Mercè Conesa y Santi Vila. Mientras que ERC, en una situación semejante, tendría que recurrir a los polémicos Gabriel Rufián y Joan Tardà, o a Marta Rovira.