Dolors Montserrat es la nueva cuota visible de Cataluña en el nuevo Gobierno español. Lo hace al frente del Ministerio de Sanidad y desplazando en esa visibilidad autonómica a Jorge Fernández. Ironías del destino, Fernández representa a la vieja guardia del PP catalán que no hizo nada por promocionar a esta abogada nacida en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona) en 1974, diputada en el Congreso, madre soltera de verbo ágil. Un perfil que, según cuentan, no gustaba al exministro.
Por el contrario, Montserrat sí cuenta con el respaldo del nuevo líder del PP catalán, Xavier García Albiol, que ve así avalada su apuesta por la renovación. La nueva ministra también goza de amplios apoyos en el territorio catalán, que conoce bien. Sin embargo, hay una mancha en su historial que sus detractores utilizarán sin duda durante su mandato: la empresa de su familia, Montserrat Operador Logístico SL, apareció en la lista de morosos que deben más de un millón de euros a Hacienda.
En medios políticos se daba por hecha la salida de Jorge Fernández del Ejecutivo de Mariano Rajoy, a quien le une una profunda amistad labrada en el Ministerio de Administraciones Públicas. Pero el escándalo político que suscitaron las conversaciones, grabadas y filtradas a la prensa, entre Fernández y el exdirector de la Oficina Antifraude de Cataluña Daniel de Alfonso, en las que conspiraban contra el proceso independentista, ha dado la puntilla al ya exministro.
A la espera de nuevo destino
Durante años, los hermanos Fernández, Jorge y Alberto, fueron el referente de Moncloa en Cataluña. Dicho de otra manera, no había líder autonómico del PP que sobreviviera a un enfrentamiento con los Fernández. Y mientras Jorge Fernández espera nuevo destino –se especuló con una posible embajada en Ciudad del Vaticano, dadas sus firmes convicciones religiosas--, su hermano Alberto sigue como líder municipal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, aunque él mismo ha comentado en diversas ocasiones su deseo de dejar la política a medio plazo.
Respecto a las sensibilidades catalanas del nuevo Ejecutivo, en los últimos días se había especulado con la posibilidad de que empresarios independientes como Joaquim Gay de Montellà o Borja García Nieto se incorporaran al equipo de Rajoy. No solo no ha sido así, sino que, para indignación de los sectores más independentistas, se ha puesto en manos de Soraya Sáenz de Santamaría la interlocución con Cataluña. La vicepresidenta asume el negociado de Administraciones Públicas, precedida de sus duras declaraciones contra el procés. Santamaría arrebata esas competencias territoriales a Cristóbal Montoro, que repite como ministro de Hacienda y cuya gestión autonómica ha sido muy controvertida.
Por el contrario, Luis de Guindos se convierte junto a Santamaría en la estrella del nuevo Gobierno. El ministro de Economía tiene entre sus inmediatos cometidos la reforma del sistema de financiación autonómica. Y, según las malas lenguas, controlar a Montoro. Pero eso ya pertenece a los mentideros políticos.