Están en el ojo del huracán socialista, pero ello no ha impedido que los díscolos del PSC afronten su congreso marcando perfil, defendiendo que Cataluña es una nación y sin renunciar a pactar con formaciones proscritas actualmente en Ferraz. Aunque no se plantean reformular sus relaciones con el PSOE.
Los socialistas catalanes celebran su XIII congreso este fin de semana, unos días después de que el Grupo Socialista en el Congreso haya expedientado a los 15 diputados –siete de ellos catalanes-- que votaron “no” en la investidura de Mariano Rajoy, mientras que la postura oficial del partido era la abstención.
El papel de Parlon
En ese cónclave, Miquel Iceta será confirmado como primer secretario tras ganar a la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, en las primarias celebradas el pasado 15 de octubre. Se espera renovación y caras nuevas en la ejecutiva entrante, así como conciliación entre los equipos de Iceta y Parlon, aunque es difícil que ella acepte formar un tándem que gran parte del partido vería con buenos ojos.
La alcaldesa prefiere ser responsable de política municipal, que es el ámbito donde cree que puede ofrecer un valor añadido. Una de las incógnitas es si Assumpta Escarp se mantiene como secretaria de organización.
Un documento pasado por el cedazo
La ponencia marco que la dirección presenta, susceptible de incorporar las enmiendas de la militancia, ha pasado por el cedazo, pues ha eliminado las referencias iniciales a la vía canadiense --un referéndum pactado-- y se limita a defender una reforma constitucional que incluya "el reconocimiento de Cataluña como nación y la pluranacionalidad de España".
Es decir, la confirmación constitucional de "opciones políticas y legislativas propias de cada uno de los entes federados (comunidad autónomas)”. El nuevo pacto constitucional culminaría en “una expresión directa, vía referéndum, de la ciudadanía catalana, junto con el conjunto de la ciudadanía española”.
El planteamiento federal
En cualquier circunstancia “el PSC defenderá un planteamiento federal y democrático buscando un acuerdo que la ciudadanía pueda ratificar en referéndum”. Posteriormente, Cataluña ratificaría en las urnas su nuevo “Estatuto federado”, que de esta forma “decidirá libremente su relación con el Estado en el marco del autogobierno iniciado por la ratificación de los estatutos de 1979 y 2006”.
La propuesta del PSC es perfectamente asumible por el PSOE, pero no levanta entusiasmo entre otras fuerzas de la izquierda con las que los socialistas catalanes pretenden impulsar una “alianza catalana de progreso”.
El hándicap del derecho a decidir
En efecto, el PSC dedica parte de su ponencia a proponer “la más estrecha colaboración con las fuerzas de izquierdas presentes en el Parlamento catalán” con la finalidad de dibujar una estrategia compartida. No dice nombres, pero el guiño va dirigido a la futura confluencia de izquierda integrada por los comunes de Ada Colau, la órbita podemita e ICV. Es ahí donde Parlon, bien contectada con esas formaciones, podría jugar un papel importante.
Pero el derecho a decidir que estos partidos defienden --en parte para pescar votos en el revuelto río independentista- y que el PSC obvia en su declaración de principios políticos, supone un importante hándicap, especialmente para ERC, formación que ya formó parte de un gobierno de Entesa en Cataluña.
Pedro Sánchez
Las tesis que ahora imperan en el PSOE abominan de cualquier acuerdo con los independentistas. No así Pedro Sánchez, a quien el PSC ha demostrado lealtad. El exsecretario general defiende un acercamiento a Podemos y negociar con los independentistas.
El documento oficial no entra a valorar las relaciones entre PSC y PSOE, aunque si lo hacen varios militantes. Unos para defender que esa unión se mantenga, y otros --cuatro representantes del Eixample de Barcelona-- para reclamar un grupo propio en el Congreso.