Carles Puigdemont fue categórico: en una Cataluña independiente “el fraude fiscal bajará a los niveles a los que nunca ha podido bajar en estos 40 años de democracia española”. Lo dijo en sede parlamentaria, donde oficializó una teoría que circula desde hace años en medios secesionistas, según la cual, los catalanes, a diferencia del resto de españoles, son menos proclives a la picaresca fiscal y más cómplices del bien común, como ocurre en los países nórdicos. Curiosamente, uno de los defensores de esas tesis casi étnicas es un inspector de la Hacienda española.
Ocurrió ayer, durante la sesión de control celebrado en el pleno del Parlamento catalán. En respuesta al líder del PPC, Xavier García Albiol, quien criticó que la Generalitat esté entregada a la construcción de estructuras de estado vacías de contenido, Puigdemont aseguró que una de las ventajas de la independencia de Cataluña será la disminución del fraude fiscal.
“En el país que estamos construyendo, el fraude fiscal bajará a los niveles a los que nunca no ha podido bajar en estos 40 años de democracia española. Y eso se hará a través de una agencia tributaria, no se hará de otra manera. No se hará a través de peinados fiscales selectivos, como está haciendo el Gobierno español en Cataluña, peinados que en 2015 representaron el 45% más de incremento en Cataluña y un 7% solo de incremento en el resto del Estado. Miro las cifras de incremento de la recaudación tras ese aumento de las inspeciones del 45% en Cataluña, y ¿sabe cuánto fue? Del 8%. ¿Y sabe cuál fue el resultado de ese incremento del 7% de inspecciones fiscales en España? El 27% más de recaudación. Por tanto, el problema del fraude fiscal está en España, y no está en Cataluña”. Obviamente, no hubo ninguna referencia a los casos Pujol o Carulla, por poner ejemplos de sonoros desfalcos fiscales en Cataluña.
Que en una Cataluña independiente habría menos fraude fiscal forma parte de esa panacea secesionista publicitada por el Gobierno catalán dirigido por Convergència. Y también responde a un supuesto “buenismo” catalán, diferente al de resto de españoles, que ha inspirado los trabajos del creador de la hacienda catalana.
Un sueldo de 102.000 euros al año
Se trata de Joan Iglesias Capellas, un inspector de Hacienda española a quien el expresidente Artur Mas encargó sentar las bases de la independencia fiscal con un sueldo de 102.000 euros al año. Lo hizo hasta que Oriol Junqueras (ERC) asumió la vicepresidencia económica. Se desconocen los motivos por los que el nuevo gobierno prescindió de Iglesias, quien pidió su reingreso en la Hacienda española.
Lo cierto es que Iglesias recopiló su ideario en un libro prologado por Mas y titulado Una hacienda a la catalana. El autor compara el sistema «coercitivo» español con la hacienda catalana, que se basa en la confianza entre el contribuyente y la Administración. Iglesias alude a una especie de «paz fiscal» donde «la confianza recíproca entre contribuyente y autoridad fiscal es lo que permite conseguir la eficacia recaudatoria». Todo pasa, dice el ideólogo de la independencia fiscal, por un modelo inspirado en los países nórdicos, es decir, por favorecer una «conciencia fiscal colectiva de los catalanes» como «expresión de su conciencia nacional».
Mejor gestión
“Si todos aquellos que están dispuestos a pagar los impuestos en Cataluña perciben que el esfuerzo económico que hacen revierte directamente en una mejora de las condiciones de vida de las personas que viven y trabajan aquí, y que los recursos públicos se administran de manera transparente y responsable, es posible que mejore considerablemente el porcentaje de cumplimiento voluntario, lo que facilitaría muchísimo la gestión del sistema fiscal catalán», afirma.
En este sentido, el inspector de hacienda rechaza la utilización del fraude fiscal “como coartada de la restricción de los derechos de los contribuyentes».