Noviembre de 2015: PSC, PP y Ciudadanos exhiben unidad ante el Tribunal Constitucional, donde presentaron un recurso contra el acuerdo secesionista de Junts pel Sí y la CUP.
Septiembre de 2016: La interlocución entre las tres fuerzas constitucionalistas está rota.
Diez meses de legislatura rupturista no han ido acompañados de una estrategia común por parte de una oposición que parecía condenada a entenderse. En esa falta de consenso hay mucho de tacticismo partidista. No es fácil aguantar la presión secesionista y, al mismo tiempo, tomar posiciones en el Parlamento catalán. El temor a quedar relegado a una posición marginal ha complicado la vida interna de unos partidos limítrofes electoralmente.
De nuevo las dos almas del PSC
El caso más evidente es el del PSC, que además afronta un congreso de renovación interna. La convivencia entre las dos almas del socialismo catalán, la soberanista y la autonomista, nunca ha sido fácil, hasta el punto de provocar cismas y deserciones muy sonoras. La alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, bien relacionada con Podemos y partidaria del derecho a decidir, quiere arrebatarle la primera secretaría a Miquel Iceta, cuya propuesta de referéndum a la canadiense escandalizó a algunos barones socialistas. Más recientemente, Iceta ha asegurado que es preferible que el PSOE pacte con los independentistas que dejar que el PP gobierne España. Unas reflexiones obviamente inasumibles para los populares catalanes, liderados ahora por Xavier García Albiol.
En estos momentos, las relaciones entre PPC y PSC son casi inexistentes. En ello tiene mucho que ver la complicada política española, aunque ambos escenarios tienen un lugar en común: la reforma constitucional. Albiol es más audaz que los dirigentes nacionales del PP a la hora de hablar de posibles soluciones al conflicto catalán y alega que éstos han dado prioridad a revertir la crisis económica. Otra cosa es hablar de pactos con los independentistas, como ha hecho Iceta, lo que según Albiol, imposibilita cualquier tipo de entendimiento.
Los coqueteos de C's con CDC
Por contra, los contactos entre PPC y Ciudadanos son más frecuentes, pero los coqueteos de la formación naranja con la militancia de CDC se han convertido en un serio escollo. La formación que en Cataluña lidera Inés Arrimadas quiere pescar en territorio catalanista --de hecho ya hubo trasvase de votos en las últimas contiendas electorales--, y por ello ha relajado su discurso respecto a la inmersión lingüística o sobre determinadas "estructuras de Estado". Esta semana, Ciudadanos rechazó secundar una propuesta parlamentaria del PP sobre la eliminación de la Consejería de Asuntos Exteriores de la Generalitat. Arrimadas también ha bendecido con su presencia el nacimiento de un think tank catalanista que incluye a dirigentes de UDC y simpatizantes de CDC, entre los que se encuentra su marido, Xavier Cima.
Por su parte, las relaciones entre Arrimadas e Iceta nunca han sido demasiado fluidas, a pesar del fallido pacto entre PSOE y Ciudadanos tras las elecciones generales de diciembre de 2015. Hay que recordar que C's le ha comido mucho terreno a los socialistas, especialmente en el área metropolitana.