El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, preside la tradicional ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova en la Diada / EFE

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, preside la tradicional ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova en la Diada / EFE

Política

Así calientan los políticos catalanes la Diada más descafeinada de los últimos años

Afloran las discrepancias entre los independentistas sobre el referéndum unilateral, mientras Puigdemont habla ya de agotar la legislatura

11 septiembre, 2016 13:24

“Ha llegado la hora de la verdad” y “esta es la última Diada autonómica” han sido las consignas secesionistas más oídas durante las horas previas a la manifestación que tendrá lugar esta tarde a las 17.14 horas en cinco puntos de la geografía catalana. Consignas que, más allá de su objetivo “agitprop” esconden una profunda división respecto a la hoja de ruta a seguir. Mientras consejeros de la Generalitat como Neus Munté y Santi Vila, o el propio expresidente Artur Mas y la Assamblea Nacional Catalana (ANC) descartan vías unilaterales, el presidente Carles Puigdemont protagoniza un tira y afloja con ERC y la CUP: tan pronto habla de diálogo como de poner las bases de un referéndum unilateral como guinda a esta legislatura de 18 meses que finaliza en el verano de 2017.

La tradicional ofrenda floral celebrada esta mañana ante el monumento a Rafael Casanova, icono del soberanismo y de la guerra de sucesión de 1714 que da hora a la movilización secesionista de esta tarde, ha permitido a los representantes de unas instituciones catalanas cada vez más ideologizadas calentar motores y reavivar una jornada caracterizada por la desmovilización. Porque solo hace falta echar un vistazo a los balcones para ver que la bandera “estelada” tiene menos protagonismo que otro años.

Confiesa la organizadora de la manifestación, la ANC, que ahora cambia referéndum unilateral por “referéndum vinculante”, que hay menos inscritos: 340.000 frente a los 500.000 de ediciones anteriores. De ahí que Puigdemont y la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, llamen a la movilización y a la “libertad de expresión”, reivindicación esta última que puede verse empañada esta tarde si, como tienen previsto el sector más duro de la nueva CDC, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau es recibida con abucheos y silbidos en esta, su primera asistencia a la manifestación de la Diada. Igualmente abucheados fueron los dirigentes de UDC, exsocios de CDC, durante la ofrenda floral, mientras que un ciudadano que paseaba con su familia por el Fossar de les Moreres, santuario separatista, fue acosado porque gritó “viva España”.

Desde la órbita podemita, el líder de Catalunya Sí Que Es Pot, Lluís Rabell, ha defendido una consulta “reconocida, acordada, pactada y con reconocimiento internacional”.

Dos ritmos secesionistas

Eliminada la distinción entre actos institucionales y de partido, el presidente catalán ha dedicado la mañana a jalear a “los suyos” y hacer proselitismo secesionista ante la prensa internacional. Tras el diálogo y el pacto que invocó anoche en su primer discurso institucional con motivo de la Diada, Puigdemont ha dicho que la idea de hacer un referéndum sobre la independencia en los próximos meses se está "estudiando", pero "de momento" lo que prevé la vigente hoja de ruta del Gobierno es celebrar unas "elecciones constituyentes" en 2017. Una declaración ambigua y que contrasta con la proclamación del vicepresidente de ERC, Oriol Junqueras, quien ha asegurado que ésta es la última Diada antes de la independencia de Cataluña, tras alinearse el viernes junto a la CUP y Podemos en un acto en Sant Boi, escenificando ese temido tripartito de izquierdas del que abomina CDC.

PP y Ciudadanos, por su cuenta

Es evidente que en el Gobierno catalán se han instalado dos ritmos secesionistas. Pero algo debió prometerle el “president” a la CUP, muy lanzada en este sentido, para que aceptara avalarle en la cuestión de confianza del 28 de septiembre. Y hay que decir que las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, comparando el terrorismo y la ruptura de España, han facilitado las réplicas secesionistas. El líder del PSC, Miquel Iceta, cree que, en efecto, el Gobierno del PP ha desconectado de Catalunya, como dijo el presidente de la Generalitat en su discurso, pero también cree que el Ejecutivo catalán y la mayoría que lo apoya "han desconectado de la realidad: que no hay mayoría por la independencia".

En paralelo, Ciudadanos y PP celebran sus actos alternativos. La CUP se ha encargado de colgar pancartas en Premià de Mar, donde la formación de Albert Rivera celebra una paella popular, para advertirles de que no son bienvenidos. Los populares, con su líder Xavier García Albiol al frente, también ha celebrado su propia fiesta con invocaciones a la unidad de los constitucionalistas.