Dietas que no solo complementan salarios, sino que los disparan. Así son las retribuciones de los consejeros del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), un ente supramunicipal que, entre otros cometidos, se encarga de gestionar asuntos relacionados con el transporte público, el urbanismo, el medio ambiente y el desarrollo económico de los municipios de la conurbación barcelonesa. Según ha podido saber Crónica Global, los 128 miembros del Consejo Metropolitano cobraron el año pasado un total de 695.829 euros en concepto de dietas, según los datos facilitados por AMB que se pueden consultar aquí.
Las retribuciones de alcaldes y concejales varían en función de sus competencias en este ente, que en ocasiones ha estado en el punto de mira de los defensores de la desburocratización administrativa, ya que son varios los entes supramunicipales –Diputación, Consejo Comarcal— existentes en la provincia.
Los mejor pagados
El alcalde de Cornellà, Antoni Balmon, es vicepresidente ejecutivo del AMB y se sitúa en el top ten de los mejor pagados, 36.539 euros, que se suman a los 71.000 euros que cobra como concejal. Le sigue el alcalde de Sant Joan Despí, Antoni Poveda, con 29.690 euros (cobra 55.000 euros como edil), y el alcalde de El Prat, Luis Tejedor, con 28.428 euros (en su alcaldía tiene un sueldo de 65.000 euros).
El exconcejal de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona Jordi Portabella –en mayo de 2015 hubo elecciones municipales con la consiguiente renovación— obtuvo dietas por valor de 22.173 euros (cobraba el nada despreciable sueldo de 129.000 euros), mientras que Xavier Trias, el exalcalde de la capital catalana, el que más cobraba de España con 144.000 euros, recibió retribuciones extra de la AMB por valor de 22.294 euros. Su sustituta, Ada Colau, presidenta de este ente, renunció a cobrar estas dietas y anunció una rebaja sustancial de las mismas para 2016. Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, recibió 22.173 euros en este sentido (cobra 56.000 euros).
Muchos de estos cargos municipales tienen coche oficial, por lo que no necesitan que le costeen el desplazamiento para asistir a las reuniones de la AMB, cuyo ritmo de convocatoria no es muy trepidante. Quienes defienden estas dietas alegan que detrás de cada sesión hay un intenso proceso de trabajo.