¿Salvar a Puigdemont o evitar un primer cisma en la nueva Convergència? La predisposición de la CUP a facilitar la victoria del presidente catalán en la cuestión de confianza que tendrá lugar en el Parlamento catalán el 28 de septiembre, previo acuerdo sobre un referéndum unilateral de independencia (RUI), ha causado cierta euforia entre los nuevos dirigentes del Partit Demòcrata Català (PDC), proclives a una ruptura no negociada. Pero el riesgo de secesión interna planea sobre la formación independentista. Sin duda, se avecina un otoño caliente en las filas separatistas, donde el PDC tiene una imperiosa necesidad de autoafirmación para evitar ser fagocitada por ERC.
"Muchos riesgos"
El autoinvestido líder del partido, Artur Mas, así como otros dirigentes afines como Francesc Homs o Santi Vila, rechazan esa vía unilateral que los antisistema exigen para no dejar caer a Puigdemont. El último miembro de esa vieja guardia que ha puesto pegas al RUI es Jordi Turull, quien advierte de que esa unilateralidad tiene “muchos riesgos" por las posibles represalias del Estado. No opina lo mismo Marta Pascal, quien le arrebató las riendas del partido en el último congreso de refundación convergente, a pesar de que Mas había prometido a Turull ser el nuevo hombre fuerte del partido. Pascal, así como David Bonvehí y Albert Batet, todos ellos debutantes en la dirección de PDC, apoyan la independencia unilateral con cierto entusiasmo. Así lo demuestran en las redes sociales, con la bendición de Puigdemont, que se dedica a retuitear las reflexiones de Batet.
Es decir, que el presidente catalán podría lograr in extremis el apoyo de la CUP en la cuestión de confianza si se compromete a celebrar ese referéndum de secesión, pero queda por ver si todos los diputados de JPS procedentes de la antigua CDC están de acuerdo. “Los cupaires han demostrado varias veces que no son de fiar. Y aunque Puigdemont se salve, el apoyo a los presupuestos de 2017 no están asegurados. Y un segundo fracaso abocaría a un nuevo adelanto electoral”, aseguran a Crónica Global dirigentes de la vieja Convergència.
De ahí que JPS haya redoblado la presión sobre Catalunya Sí Que Es Pot (CSQP), especialmente quienes pertenecen a ERC, en un intento de ampliar sus apoyos. Desde que ICV, que forma parte de CSQP, decidió dar la espalda a los festejos independentistas de la Diada --solemnizando así su rechazo a fórmulas unilaterales--, los republicanos han elevado el tono de sus críticas, hasta el punto de comparar esta actitud con el apoyo de “Carrillo y el PSUC a los franquistas”.
Fuentes de CSQP aseguran a este diario que no se sienten presionados y que no piensan hacerle el juego a los independentistas, que tienen los nervios a flor de piel. Ejemplo de ello es el rifirrafe entre Turull y Gerardo Pisarello en las fiestas de Gràcia: separatistas contra una izquierda que se consolida.