Artur Mas, presidente de la Generalitat en funciones

Artur Mas, presidente de la Generalitat en funciones

Política

Las cinco inconfesables razones por las que Mas necesita ser presidente

Sacar partido de la corrupción, la precariedad financiera y electoral, y la falta de apoyos están detrás de su enrrocamiento

11 diciembre, 2015 21:04

Junts pel Sí, la coalición participada por CDC y ERC, permanece enrrocada en su propuesta de Artur Mas como presidente de la Generalitat. Este empecinamiento, que choca con los deseos de la CUP, formación que rechaza el perfil de Mas, se debe a razones ocultas que tienen poco que ver con el patriotismo y sí con intereses partidistas y personales.

1. Sacar partido de los casos de corrupción que puedan destaparse: A Artur Mas le interesa ser presidente de la Generalitat si salen a relucir nuevos casos de corrupción que afecten a Convergència. De esta forma, puede jugar a la carta del victimismo y denunciar que las ‘cloacas’ del Estado han actuado de nuevo contra el proceso secesionista, o según su tesis, contra Cataluña. Y si con ello logra una movilización social, mucho mejor.

2. Un final digno para su carrera política: Relacionado con el punto anterior, Artur Mas sabe que no le queda demasiada carrera política. Finalizar ésta como presidente del primer gobierno independentista de Cataluña supone una salida digna. Y si las cosas se complican y el Gobierno español adopta medidas más contundentes contra actos de desobediencia, la épica del líder de CDC está garantizada.

3. Ningún dirigente de su entorno quiere quemarse prematuramente: Así como Artur Mas sabe que su carrera está prácticamente finiquitada y no tiene nada que perder, otros dirigentes al alza de su entorno no parecen estar dispuestos a inmolarse prematuramente. Para Neus Munté y Raül Romeva sería temerario firmar órdenes ilegales y enfrentarse a una inhabilitación. Por su parte, el líder de ERC, Oriol Junqueras, parece ver los toros desde la barrera, a la espera de que Mas, definitivamente, queme sus naves.

4. Un partido embargado y hundido electoralmente: Convergència, en fase de refundación, ha asistido a un declive electoral sin aparente posibilidad de remontada. De los 62 diputados obtenidos junto a UDC en las elecciones de 2010 pasó a 50 en 2012. En los comicios del 27S disimuló su fracaso diluida en Junts pel Sí y ya separada de Unió. En el supuesto de que hubiera un nuevo avance electoral en marzo, tendría que presentarse en solitario, sin el apoyo de ERC, y con un nuevo nombre que difícilmente revitalizará el partido. La situación económica de CDC, que tiene 15 sedes embargadas por orden judicial tras ser investigada por presunta financiación irregular, tampoco es muy boyante. El último informe del Tribunal de Cuentas le atribuye a CDC una deuda de 3,5 millones, cifra muy inferior a la que tiene su exsocia, UDC, que asciende a 16,7 millones. No obstante, Convergència ha decidido vender su emblemática sede de la calle Còrsega.

5. Ninguna formación, excepto la CUP, se plantea pactar con Mas: La aventura secesionista del líder de Convergència le ha cerrado muchas puertas. Nadie está dispuesto a pactar con Artur Mas tras el acuerdo de ruptura firmado con la CUP y aprobado en el Parlamento catalán el pasado 9 de noviembre. Solo la CUP, y está claro que a regañadientes, parece que se aviene a apoyarle, pues las negociaciones se han reactivado y a finales de mes podría haber un acuerdo de investidura con Mas como presidente y poderes delegados.