Fitch advierte de que "el mantenimiento del actual estancamiento e incertidumbre" de la situación política en Cataluña generada por el independentismo con una "tensión prolongada" podría "provocar algunas salidas de depósitos a corto plazo, afectando especialmente a los bancos catalanes", así como "el aumento del coste de la financiación", y podría llevar a las empresas a "reducir las inversones en la región como una medida de protección".
Este es uno de los tres escenarios alternativos que la agencia de calificación crediticia se plantea tras la consulta secesionista que ha organizado la Generalidad este domingo -y de la que destaca que la participación fue mucho menor que en unas elecciones normales y que en el referéndum secesionista de Escocia-, aunque apunta que "el proceso y los resultados son impredecibles".
Lo más probable, la negociación de una mayor descentralización fiscal
En todo caso, Fitch considera que "lo más probable" es que el Gobierno y la Generalidad "negocien una mayor descentralización", y pone como "precedentes" los casos de los conciertos vasco y navarro.
Según el comunicado, esta descentralización fiscal tendría un "impacto" ligeramente positivo sobre la calificación de la deuda soberana de España porque habría aliviado "una fuente de riesgo político a medio plazo", sin "comprometer la estrategia fiscal de las administraciones públicas".
Además, esto generaría "un aumento de los ingresos fiscales" de la Generalidad, mejorando y estabilizando su calificación crediticia. "Creemos que esto abordaría algunos de los problemas resultantes de la falta de financiación de los servicios públicos esenciales y la dependencia en los ingresos fiscales cíclicos, como las tasas sobre trasacciones de propiedades, lo que sería posivito para el crédito", añade.
La secesión, improbable y negativa para Cataluña y para el conjunto de España
El tercero de los escenarios previstos por Fitch es el de la independencia, que tilda como "el menos probable", y que tendría consecuencias negativas tanto para Cataluña como para el conjunto de España.
"Incluso una ruptura ordenada del país plantearía riesgos para la economía nacional; por lo que mucho más una ruptura desordenada. En una ruptura desordenada, en la que Cataluña obtuviese la independencia a costa de dejar la UE y la eurozona, los riesgos para España y Cataluña serían exacerbados", señala.
Entre estos costes, Fitch apunta un aumento de la deuda pública española hasta el 120% del PIB, mientras que la Cataluña independiente sufriría salidas de capital extranjero, su banca registraría fugas de depósitos y la financiación sería difícil y muy costosa. Además, considera probable que los dos bancos catalanes fijasen sus sedes en España, donde tienen la mayoría de sus oficinas.