Los ayuntamientos catalanes son poco estrictos a la hora de evaluar el grado de morosidad de sus deudores. O al menos, eso es lo que se extrae de dos informes hechos públicos por el organismo, que han analizado las cuentas de 62 municipios catalanes y han concluido que 50 de ellos cuantificaron indebidamente saldos de dudoso cobro.

Según este informe, 41 de los 53 ayuntamientos catalanes de entre 20.000 a 100.000 habitantes, y 9 de los 10 de más de 100.000 analizados, valoraron indebidamente estas partidas, según sus cuentas de finales de 2011.

La Sindicatura de Cuentas razona que estos consistorios no utilizaron un método razonable para estimar la posibilidad de cobrar -y cuantificar en el remanente de tesorería- sus deudas, ya que consideraron como saldo de dudoso cobro importes por debajo de la cifra que hubiera resultado de aplicar el grado de morosidad medio del periodo 2007-2011.

Infravalorar y sobrevalorar

Mayoritariamente, los consistorios analizados de hasta 100.000 habitantes infravaloraron estos saldos, en diferentes porcentajes. Destacan los casos de Mollet del Vallès y Martorell (Barcelona), con infravaloraciones del 95% y el 90%. También se dan casos de sobrevaloración, como el de Vila-seca (Tarragona), del 62%.

Según recuerda la Sindicatura de Cuentas en su informe, es el pleno de cada consistorio el que debe aprobar el método para calificar los importes adeudados como saldos de dudoso cobro, teniendo en cuenta, entre otros criterios, la antigüedad o el importe de la deuda.

El organismo destaca que esta calificación tiene un impacto importante en las cuentas del municipio, ya que afecta directamente al remanente de tesorería