Autor: Estrop-Barcelona

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Política

Jordi Pujol se refugia en la portería de su casa

Un vecino de Pujol confirma que, en los últimos tiempos y debido a las noticias publicadas sobre los presuntos casos de corrupción de la familia Pujol, muchos ciudadanos se han acercado hasta la residencia del ex presidente autonómico en señal de protesta.

29 octubre, 2014 16:05

El presidente de la comunidad de vecinos donde reside Jordi Pujol, el señor Manuel Puig, ha confirmado que el ex presidente autonómico ha establecido su despacho en la portería del edificio de la ronda de General Mitre donde vive junto a su mujer, Marta Ferrusola.

Como informa el diario El País, este vecino y conocido de hace muchos años del matrimonio Pujol Ferrusola ha explicado que el fundador de CDC alquila las dependencias de la portería desde que dejó la presidencia de la Generalidad.

Según el mismo Puig, el motivo por el cual Pujol decidió instalarse en la portería es porque ”tiene un montón de libros” y “su casa está llena”. Por lo que parece, Pujol utilizaba la portería como biblioteca. Y, ahora, tras haber abandonado el despacho oficial que le correspondía dada su condición de ex presidente de la Generalidad, el tiempo que dedicaba a su despacho lo dedicaría a la biblioteca que tiene montada en la portería de su casa.

Protestas ante la residencia de Pujol

El presidente de la comunidad de vecinos ha explicado también que en los últimos tiempos y debido a las sospechas de corrupción sobre la familia Pujol, muchos ciudadanos se han acercado al domicilio para increpar y tocar el claxon de sus vehículos a modo de reproche hacia el ex presidente autonómico.

Sin ir más lejos, la semana pasada tuvieron que retirar unas pancartas insultantes que habían atado a las rejas de las ventanas de la residencia de Pujol.

“Se lo comenté a Marta”, ha explicado el vecino en clara referencia a Marta Ferrusola, la mujer de Pujol y quien la antecedió en el cargo de presidente de la comunidad.

El vecino también ha relatado otras de estas últimas protestas, como la vez que unas señoras ofrecían embutidos por la calle "diciendo que era chorizo de Pujol”; o aquel otro hombre que hace dos meses perseguía al ex presidente con una cruz en la mano "como si se tratara de un vampiro".