Política

Mas no es más Bruto porque Pujol se autodestruyó

El president pretende refundar CDC, convocar el referéndum y aguntar el arreón del Estado mientras acuchilla el cadáver de su padre político para disimular su complicidad en la trama del pujolismo.

7 septiembre, 2014 12:08

Artur Mas se ha dado cuenta finalmente de que es el culo de todas las patadas mientras Oriol Junqueras atraviesa indemne la mayor tormenta política de la historia democrática de Cataluña. Por fin ha reparado el actual presidente de la Generalidad en que su discurso y su "obra" de los últimos cuatro años no le ha reportado más votos a CiU sino a ERC. Si le dan un poco de aire tal vez logre pasar de página y perciba el enorme socavón que tanta irresponsabilidad ha generado en la sociedad catalana, los graves desperfectos en la convivencia causados por los dilemas del "proceso", la fractura ya abierta, pase lo que pase con el 9-N. La tensión y sus destrozos son directamente atribuibles a Artur Mas, un político zarandeado por su incompetencia estratégica, consistente en una mirada superficial y a corto plazo.

Sea como autor intelectual (dudoso), cooperador necesario (evidente) u hombre de paja (más que plausible), Mas ha cruzado todas las líneas rojas y ha sembrado el futuro de minas. Sus referencias constantes a la marinería y a las artes de la guerra, los discursos inflamados entre el capitán Ahab y Rafael Casanova, no sólo engrandecen su mediocridad política sino que disparan todas las alarmas sobre la dirección del "proceso". Se habla de choque de trenes, pero tal vez ayudase más la composición aterrizaje forzoso para determinar el estado, entre gaseoso y explosivo, de la cuestión. Y Mas, de aviones, no tiene ni idea.

Con Pujol autodestruido, las posibilidades de supervivencia a medio plazo de CDC son más bien escasas. El acto que el sábado celebró el partido fue el primero en cuarenta años en el que no estuvo presente ningún miembro de la saga fundadora. Pero Mas no es Bruto. Si al menos hubiera matado al padre en persona podría atribuirse alguna legitimidad para limpiar y liderar CDC. Pero refundar Convergència, convocar el referéndum y hacer frente al arreón del Estado puede estar al alcance de sus ambiciones, pero desde luego no está entre las posibilidades de quien se dedica a acuchillar cadáveres políticos.

Un repaso a las actividades de Mas a lo largo de los últimos veinte años, desde que fuera nombrado consejero de la Generalidad, primero de "Política Territorial y Obras Públicas" (en 1995 ese era el nombre de la cosa), después de Economía y Finanzas y por último consejero jefe, como Rafael Casanova, un destino "trágico" que Mas, si supiera de qué estamos hablando, firmaría sin mirar. (Como es sabido, pese a ser siempre eludido, Casanova "cayó" en el Borne. Sí, del caballo y a consecuencia de una herida en el muslo, lo que no le impidió morir de viejo en el ejercicio del noble arte de la abogacía).

La cuestión es que del vistazo a la trayectoria "profesional" de Mas se infiere que su firma consta en miles de resoluciones, concesiones, adjudicaciones y contratos, muchos de los cuales contribuyeron a aumentar significativamente el bienestar económico de la familia Pujol-Ferrusola. Hay material más que de sobra para involucrarlo en cuantos procesos judiciales puedan sufrir los Pujol de aquí en veinte años. Y lo sabe. Por eso se encarniza en el despedazamiento de su "padre político" y se refugia en el búnker independentista en el que se ha convertido CiU. Sí, búnker y CiU. Ramon Espadaler, por citar solo uno nombre, consejero de Interior por la cuota de Unió, lo fue de Medio Ambiente en el último gobierno de Jordi Pujol i Soley. ¿Recuerda a Pere Pujol Ferrusola y a los Sumarroca, señor conseller? No hay nadie con un peso verdaderamente significativo en CiU que no tenga un pasado vinculado a la familia fundadora. En eso, Felip Puig y Artur Mas no están solos ni en el partido, ni en la federación ni el ejecutivo.

A estas horas del domingo puede respirar tranquilo Mas. Junqueras ha captado perfectamente el mensaje que el president (en referencia a Mas, no a Pujol, a quien aún llaman así) ha emitido ya dos veces en público, ante los empresarios y ante los de su partido. Mas necesita ayuda para sobrevivir al simple día a día y Junqueras ha decidido que no habrá elecciones anticipadas. Antes quiere constatar en las municipales de la próxima primavera si las encuestas tienen razón en pronosticar grandes avances de ERC o son un señuelo, una invitación a perder las próximas autonómicas en favor de una sociovergencia. Mas tiene combustible al menos para un año. Más que de sobra para sus propósitos, que parecen pasar por un acto de insubordinación institucional que le inhabilite para el cargo y le saque del embrollo en el que le metieron los hijos de Pujol cuando le nombraron sucesor de su padre como testaferro de un legado no precisamente inmaterial. Sin ellos, Mas sería, a lo sumo, un discreto empleado de banca, dicen en la familia Pujol. El problema es que Mas se cree que lo eligió el pueblo y a su modo tiene algo de razón. Ha ganado elecciones, sí, pero porque los dueños de la empresa le escogieron a él para representar el negocio. Puede decir que, con sus más y sus menos, ha cumplido con el encargo. CiU gobierna en la Generalidad y él es el president. Pasa que el negocio no es suyo por mucha participación que tenga.

De todas maneras, conviene ser precavido y no lanzar las campanas al vuelo. Nunca se ha hablado con tanta libertad en Cataluña, algo que no sucedía desde mediados de los años setenta. Se ha roto la barrera del silencio y en la primavera informativa los más eminentes "pujolólogos" advierten que en sus textos del pasado denunciaban entre líneas el nepotismo y los negocios del clan familiar. Ellos, los "pujolólogos", fueron los primeros en escribir de clanes y negocios cuando se enteraron -algunos bastante tarde, por cierto- de que Pujol padre había dimitido de profeta con una vergonzosa confesión con la que busca politizar el fraude fiscal y todo lo demás. Y ellos son ahora los que nos advierten de las terribles consecuencias que puede tener el caso si Madrit sigue con la política de quemar rastrojos para que arda el bosque. El victimismo de nuevo para convocar a las masas, que no todos los jueves son fiesta.