Enric Juliana, director adjunto de La Vanguardia, en un artículo publicado este miércoles:
"[...] Algunas personas -catalanas, pero no sólo catalanas- se sintieron ofendidas con Montoro, que leyó su discurso, para así dejar claro que no estaba improvisando, Otras personas, menos susceptibles, se preguntaron desde la más absoluta racionalidad, por qué diablos el Gobierno no deja que los hechos hablen por sí solos, sin empujarlos. Este parece ser el sino de la derecha española: cuando tiene al adversario en el suelo, malherido, humillado y en posición rídicula, necesita pisotearlo. ¿Por qué?".