Continua el conflicto en el Hospital de Bellvitge. Después de casi un mes de que pacientes y trabajadores del centro se amotinaran contra el cierre de camas y plantas enteras en verano, por el método de impedir físicamente el cierre, la rebelión sigue en pie. Ahora, encabezada por los pacientes.
Según informa este miércoles el diario El País, una decena de pacientes se niegan a abandonar sus habitaciones en el Hospital de Bellvitge, evitando así el cierre de las mismas. Esta actitud ha impedido que el centro clausurara tres plantas que tenía previsto cerrar durante las vacaciones. En una de ellas, el servicio de Traumatología del décimo piso del hospital, resiste en solitario un único paciente, de 18 años, que evita así su clausura.
Según esta información, algunos de los pacientes rebeldes han denunciado presiones desde el centro para que aceptaran el traslado. En concreto, por parte de médicos que amenazaban con no visitarlos en su habitación, o de enfermeras que hacían lo propio con la comida. El centro ha negado que ejerza presión alguna, y ha asegurado que ninguno de estos pacientes dejará de ser atendido.
El conflicto por el cierre de camas, que se está produciendo cada verano desde que el Gobierno de la Generalidad aplicó sus recortes de presupuesto en la sanidad, se ha recrudecido este año. La razón principal es que los sindicatos están protestando no tanto contra el cierre de camas -aunque lo consideran excesivo en número, entienden que en verano baja la actividad de los hospitales-, sino por el temor a que este se vuelva estructural: es decir, que parte de las camas cerradas en verano ya no vuelva a abrirse en otoño.
Las cifras de los sindicatos
Para justificar sus temores, los sindicatos exhiben cifras. Sin moverse de Bellvitge, los sindicatos alertaron a principios de mes de que el hospital dispone ahora de 650 camas, mientras que en el año 2010, antes de que comenzaran los recortes, tenía 825, lo que representa una reducción del 21%, y que a esto se suman los planes de la dirección del centro de cerrar entre 150 y 200 camas más en verano.
Otro significativo capítulo del conflicto se produjo también a principios de mes, cuando el jefe del servicio de urgencias del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, Xavier Jiménez, fue destituido fulminantemente solo unos días después de que denunciara públicamente el colapso del servicio a su cargo, debido a los recortes y cierres de camas.
Por su parte, el Gobierno autonómico también ha dado sus cifras. Hace dos semanas explicó que cerraría un 16% de las camas disponibles en los hospitales públicos durante el verano. Concretamente, una media de 2.019 camas de las 13.072 totales -después de los recortes de los últimos años, que han reducido significativamente la cantidad-, una cifra media que alcanzará un pico de 3.072 camas cerradas en la primera quincena de agosto, y de 3.100 en la segunda quincena.
El ejecutivo autonómico argumentó que el cierre coincide con una "tradicional caída de la actividad quirúrgica y de atención primaria" en la temporada estival, que cifró en cerca de un 50%, y aseguró que las camas cerradas volverán a abrirse en octubre.