Como suele suceder últimamente todos los veranos, los hospitales públicos catalanes cierran camas en esta época, teniendo en cuenta que suele haber una menor demanda, y para cumplir con la política de recortes y austeridad del Gobierno autonómico de CDC. Un cierre que no se ha podido efectuar en el Hospital de Bellvitge, donde pacientes y trabajadores llevan ya una semana de rebelión, evitando, de momento, que el centro haya cerrado 200 camas.
La protesta se lleva a cabo en la planta 12 del centro, destinada a pacientes infecciosos, y trabajadores del hospital se han repartido guardias de vigilancia para evitar su cierre, según informa El País.
Las quejas de los trabajadores no van dirigidas al cierre de camas en verano, que consideran lógico, sino al número de camas cerradas, que encuentran excesivo, teniendo en cuenta que el hospital ya ha reducido plazas en los últimos años, tras los recortes del Gobierno autonómico.
Los trabajadores han denunciado presiones a los pacientes para que abandonaran la unidad amotinada, y el centro lo ha negado. Trabajadores y pacientes tampoco están de acuerdo en el número de camas que pretendía cerrar el centro: los primeros hablan de 206, mientras la dirección reduce la cifra a 150.