Se acumulan las malas noticias para CDC en Europa. Si este martes se conocía la decisión del Grupo de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE) en el Parlamento Europeo de admitir en su seno a los eurodiputados de UPyD (4) y de Ciudadanos (2), pese a la firme oposición del único representante de CDC, Ramon Tremosa, un día después, los cuatro eurodiputados de Nueva Alianza Flamenca (N-VA) -la formación independentista de la región belga de Flandes- han declinado la oferta para unirse al ALDE y han optado por sumarse al Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR).
De esta forma, Tremosa y la eurodiputada del PNV, Izaskun Bilbao, se quedan solos en el grupo liberal, algo que facilitará a los seis representantes de UPyD y de Ciudadanos la labor de desactivar los proyectos secesionistas de los nacionalistas catalanes y vascos.
Tremosa contaba con los independentistas flamencos para que se unieran a él y a Bilbao en el grupo de trabajo sobre autodeterminación regional cuya creación le habían prometido desde la dirección del ALDE como exigua compensación a la entrada de UPyD y Ciudadanos. En realidad, se trataba de una insignificante recompensa, habida cuenta de que los de Rosa Díez y Albert Rivera arrancaron de los liberales el firme compromiso de defender "la integridad territorial" de los Estados de la Unión Europea, echando por tierra la larga y perseverante labor llevada a cabo por CDC para conseguir el apoyo del ALDE al plan secesionista del presidente de la Generalidad, Artur Mas.
Tremosa podría unirse a los conservadores euroescépticos
De hecho, este mismo miércoles Tremosa reconoció que, tras fracasar en sus maniobras para vetar a UPyD y Ciudadanos, no descartaba abandonar el grupo liberal para unirse al ECR, formado por euroescépticos y capitaneados por el Partido Conservador del Reino Unido.
Por otra parte, con la incorporación de los eurodiputados de N-VA al ECR, los liberales no conseguirían su objetivo de mantenerse como tercera fuerza en el nuevo Parlamento Europeo, puesto que sumarían 67 escaños frente a los 68 de los conservadores, lo que les afectaría negativamente en el reparto de medios financieros, turnos de palabra, cargos institucionales e informes durante la próxima legislatura.