La Junta Clínica y la Junta de Jefes de Servicio del Hospital Universitario de Bellvitge han redactado, aprobado y enviado sendos escritos, dirigidos respectivamente al director médico del centro y al director gerente. Exponen la dramática situación de destrucción deliberada en que se encuentra el centro.
Es uno de los cinco hospitales públicos más importantes de Cataluña, acreditado como de tercer nivel, el de más complejidad médica. Forma parte del Instituto Catalán de la Salud (ICS), la sanidad pública pura, objeto de odio puro, de base ideológica ultrarreaccionaria, por parte de la Generalidad, en general, y del consejero Ruiz, en particular. Una ideología acompañada, de arriba a abajo, por la corrupción y el amiguismo. Me he hartado de dar pelos, señales y nombres.
Bellvitge es el hospital de referencia comunitaria para más de trescientas mil personas. En cuanto a los procesos de alta tecnología, es el referente para más de dos millones de personas. Contaba con 4.000 profesionales y ahora tiene unos 3.500. Tenía 900 camas y ahora dispone de sólo 640, por cierre, debido a los recortes de la Generalidad, no porque no los necesite, más bien al contrario. También se le ha obligado a cerrar media docena de salas de operaciones. De media, los profesionales han perdido más del veinte por ciento de su sueldo, que ya era de los más bajos de España.
Escritos de facultativos
Los dos escritos mencionados y ahora reproducidos aquí son dos auténticos memoriales de agravios. El de la Junta Clínica está firmado por sus siete miembros electos, cuyos nombres tengo que omitir, aunque los tengo. Los 48 miembros de la Junta de Jefes de Servicio han firmado el otro escrito. Queda clarísima la posición muy crítica de todo el cuerpo facultativo, basada en un escalofriante conjunto de maldades, por parte de la Generalidad. Las exponen perfectamente.
En las últimas semanas he estado escribiendo sobre la agonía deliberada, provocada por la Generalidad, de toda la sanidad pública catalana. Por su gran vergüenza, la mayoría de partidos catalanes no hablan nunca de ello en la actual campaña electoral, o lo que sea. La Generalidad tampoco ha dicho nada.
No se construirá un nuevo "Josep Trueta"
En algunos casos se ha llegado a extremos grotescos. Así, el pasado viernes el consejero Ruiz estuvo en Gerona y no dijo nada de la anulación de su proyecto de creación de un nuevo Hospital "Josep Trueta". Lo anunció, ante Ruiz, el alcalde de CDC de la ciudad. El hecho se presentó como una banalidad, a pesar de que durante cuatro años haya sido uno de los proyectos más publicitados por CiU y por su aliado parlamentario, ERC.
Este partido independentista y republicano había anunciado en el momento de aprobar los actuales presupuestos de la Generalidad que lo hacía después de haber conseguido el compromiso formal por parte de Artur Mas de que en este año 2014 no habría ningún recorte más. Como se ve y se demuestra cada día, esto no es así.
Estos inesperados recortes están en la base de todo. Debido a ellos, los hospitales no pueden ni elaborar su presupuesto para el segundo semestre de este año. O sea que, a partir del día 30 de junio, los hospitales pueden entrar en una zona de "Terra Incognita", como se decía, en latín, en épocas también oscuras. Aquí, los políticos callan cuando no hay elecciones y también en campaña electoral. Todo ha sido sustituido por la vexilología, el aburrido estudio de las banderas.
Control político y no sanitario
Como guinda de un pastel envenenado y cínico, hay que recordar que el pasado jueves, día en que se reveló que se iba a recortar siete millones de euros (1.164 millones de pesetas) en Bellvitge, la Generalidad anunció que otorgaría seis millones de euros (998 millones de pesetas) a medios de comunicación. Como siempre, lo hará tan sesgadamente como siempre y como le permite su falta de pudor. Aun así, ver TV3 o recordar que su director cobra el sueldo más alto de la Generalidad (164.965,72 euros, o sea 27.447.986,28 pesetas) no cura nada, si bien, en cambio, puede limitar el desarrollo mental. Entre el control político y social o bien el de las enfermedades, Artur Mas ha optado por el primero. ¿Alguien lo puede dudar?
La situación inmediata de Bellvitge, como la de la mayoría de hospitales catalanes, es debida precisamente a una brutal reanudación de los recortes, sin que la siempre demagógica ERC diga ni una palabra. A pesar de parecer (sic) que estamos en campaña electoral también se ha olvidado (y callado del todo) que en 2012 en Cataluña aumentó la mortalidad, según datos oficiales, en un 5,3 por ciento, es decir en 3.160 personas. Una encuesta entre médicos, llevada a cabo por el Sindicato de Médicos, lo atribuyó, en un 78,6 por ciento, a los "recortes sanitarios" de la Generalidad. En pura lógica, ahora podemos estar yendo hacia un desastre todavía mayor.
Aquellos que no lo vean claro tienen un problema cognitivo serio. En cambio, los que lo capten y el domingo voten a CiU o ERC tienen un problema hepático: un hígado tan grande como un armario con espejo. ¿O es que los honestos médicos de Bellvitge, como todos los otros profesionales sanitarios que protestan, son "agentes secretos españoles"? Esta es una pregunta para ser tratada en un departamento de psiquiatría.