Juan Rosell, presidente de la CEOE

Juan Rosell, presidente de la CEOE

Política

Nuevos recortes de 60 millones de euros en la sanidad hospitalaria

Altas fuentes sanitarias creen que el sistema hospitalario público puro y el concertado, de pago público, han entrado en una fase mortal. Ahora la Consejería considera un nuevo recorte de 60 millones. CiU y ERC piensan incumplir su acuerdo presupuestario.

9 mayo, 2014 04:42

Dos altas fuentes de la Consejería de Salud me facilitan información inédita respecto al alcance de los recortes sanitarios que está preparando Boi Ruiz, para aplicarlas al inicio del segundo semestre de este año. Consisten en un recorte de cuarenta millones de euros (unos 6.640 millones de pesetas) en la sanidad concertada (de pago público) y de otros veinte (más de 3.320 millones de pesetas) en los hospitales del Instituto Catalán de la Salud (ICS). Añaden que los recortes se aplicarían en la medicación hospitalaria, afirmación sencillamente alucinante, siempre según las fuentes, muy fiables.

Las fuentes ignoran si, además, la Generalidad será obligada, como parece lógico e imperativamente legal, a devolver los 46 millones de euros (unos 7.636 millones de pesetas) que recaudó en base de su política de cobrar a los pacientes un euro por receta, impuesto sólo por la Generalidad. En principio, creen que la autoridad judicial le obligará a hacerlo, dada la ilicitud de la medida que en su momento adoptó la Generalidad. Ahora lo ha anulado el Tribunal Constitucional, muy justamente.

Una fuente sindical me facilita un documento según el cual en el Departamento de Salud, en 2013, se abonaron un total de 89.642,86 euros (cerca de 15 millones de pesetas) en concepto de dietas. Añade que cree que continúan pagándose, a pesar de que se acordó su supresión. Me dice que su sindicato lo investiga.

Confirmadas otras primicias

Se confirman todas las informaciones reveladas ayer en este diario mientras me facilitan más datos sobre el hundimiento total de muchos hospitales. Nunca había oído expresiones tan desesperadas por parte de personas con altas funciones. Precisan que si se tiene en cuenta el lógico aumento de muchos productos, los nuevos recortes pueden elevar el total de estas, en los últimos cuatro años, a cerca de un treinta por ciento, en algunos hospitales. "Esto no se podrá arreglar", me dicen.

Una de las fuentes me dice que asistió a una reunión en la que uno de los dirigentes políticos de la Consejería comentó que "en Marruecos los familiares de los pacientes de los hospitales públicos tienen que comprar las medicinas fuera del hospital y llevarlas a los que están ingresados".

Acercándonos a Marruecos, no a Suecia

Indica que nadie añadió ningún comentario, "porque quedamos helados. Que esto se pueda decir con naturalidad acredita el clima de delicuescencia al que hemos llegado. Ya se ha olvidado aquella vieja demagogia de Jordi Pujol, afirmando que teníamos que ser una nueva Suecia. Se va asumiendo que estamos en liquidación, pero el tema político continúa siendo la barbaridad de la independencia".

También ha que destacar el insolente silencio de la púrria informativa de la Generalidad y de sus corsarios, muy alimentados con dinero público. Parece imposible que puedan ignorar el incumplimiento que está al caer del acuerdo presupuestario entre CiU y ERC. Veremos cómo intentan taparlo y si lo hacen antes del día de votación en las elecciones europeas. Estas son 35 días antes de que los citados hospitales necesiten imperativamente tener unas asignaciones presupuestarias.

Vergonzosos silencios políticos

En efecto, en el orden político esta liquidación de la sanidad pública continúa sin merecer comentarios, a pesar de que ya el pasado dos de abril la expuse en términos dramáticos, muy reales. Ayer el Parlamento autonómico tuvo una actividad insípida, mientras en el terreno del debate chapucero, el único existente, estamos hundiéndonos en el monotema independentista.

El aspecto económico -los recortes- es capital, pero no único. "Cada día vemos con más claridad que nuestra maldita tríada (Mas, Mas-Colell y Ruiz) no tiene ninguna sensibilidad humana. Se han fijado como objetivo, de base ideológica, destruir la sanidad pública, incluso cuando no hay una alternativa privada comparable, ni tampoco la gran mayoría de los ciudadanos la podrían pagar", me dice una fuente.

Tapar agujeros arbitrariamente

Otros aspectos de la destrucción sanitaria son (o han sido) una política de tapar agujeros que ha desconcertado a todos los gestores no políticos. Se sacó dinero del ICS para darlo al San Pabrlo y al Clínico. Quizás dentro de cuatro días se hará lo contrario. No quiero exponer operaciones de traspasos puntuales de dinero para no identificar a fuentes. Pero no hay ninguna coherencia.

A este modo de obrar, en inglés se le llama, irónicamente, fireo brigade management, gestión de brigada de bomberos. Es comprensible en aquel trabajo, donde, por su naturaleza, puede haber grandes imprevistos. En la sanidad catalana se trata de una clara política de destrucción, de base ideológica, llevada a cabo por la tríada mencionada, carente de cabeza y corazón.

Boi Ruiz, totalmente desprestigiado

Además de todos los datos objetivos, el hilo conductor de los contactos con mis fuentes sanitarias es el desprestigio radical de Boi Ruiz, así como de la citada tríada.

Una de las fuentes, que ocupó un importante cargo político en el pasado me dice: "Esto no puede durar. Todo nos caerá encima. habrá escándalos y dramas vitales graves. Bien posiblemente ya los ha habido, sin trascender, debido a que hay un gran miedo. Son tan inhumanos con todo el personal sanitario cómo demuestran serlo con los pacientes. Su capacidad de gestión es nula y están orgullosos. No tienen el síndrome de 'el trabajo bien hecho', sino que la alta cúpula, formada por un número minúsculo de personas y cada día más reducido, se complace en sólo destruir".

La fuente añade: "En esta cúpula predomina el criterio que no habrá elecciones plebiscitarias ni tampoco consulta. Quieren continuar como ahora hasta 2016, pero no lo veo posible. Todo se está deshilachando, con unos silencios incomprensibles por parte de la ciudadanía, adormecida por el debate independentista".