Valentí Puig, escritor, este lunes en El País:
"La imposibilidad de ser a la vez catalán y español es una tesis tan radical que incluso va más allá de los postulados independentistas. Representaría asumir que existe una severa incompatibilidad entre identidades. Tal incompatibilidad no es aceptada por muchos ciudadanos de Cataluña. De los riesgos de marcar un territorio de incompatibilidad entre identidades se ha percatado incluso ERC. Las encuestas indican que un amplio sector social recela de las imposiciones o circunstancias de exclusión que podrían darse en una Cataluña independiente. Oriol Junqueras ya se expresó filo-español en TVE. Cualquier día hará algún otro gesto para calmar los recelos de quienes, especialmente en el cinturón de Barcelona, ven el proceso con recelo.
Los votos del cinturón metropolitano bien merecen una misa, aunque no sea fácil disimular tantas proclamas fundamentalistas y la sospecha metódica ante la existencia de toda identidad distinta a la catalana. En plena campaña para las elecciones europeas, el candidato de ERC dice creer en la unidad del ser humano y no en que sea normal que los ciudadanos actuales tengan muchas identidades simultáneas. Ahí la incompatibilidad se da entre lo que dice el candidato y lo que quiere dar a suponer el líder. Puede aventurarse que los dos comparten la misma y única identidad pero uno se dirige a su electorado natural y el otro intenta entrar en otros caladeros.
No está de más preguntarse porqué se propone una ruptura con España cuando se la aprecia tanto, como dice Oriol Junqueras. En el fondo la cuestión es otra porque la evidencia cotidiana es que uno puede tener las identidades que asuma o elija, según sus modos de pertenencia. Para voces destacadas de ERC las identidades compartidas no son tan legítimas como la suya, la única. Desde esta perspectiva se ha llegado a decir que el caso de la múltiple identidad 'hasta hace poco lo trataban los psiquiatras' y todavía lo tratan.
Si se aplica ese criterio, media Cataluña ha de pedirle hora al psiquiatra, porque en la sociedad catalana lo más notorio son las identidades compartidas. Dada la situación del sistema sanitario después de los recortes presupuestarios, las listas de espera van a prolongarse hasta más allá de los umbrales de una improbable secesión. El diagnóstico sobre la imposibilidad de ser catalán y español a la vez pudiera colapsar la capacidad asistencial del Estado de Bienestar en Cataluña [...]".