El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha rechazado este martes en el Congreso la petición de la delegación de competencias a la Generalidad para celebrar un referéndum para la secesión de Cataluña. Y lo ha hecho tras escuchar a los tres representantes del Parlamento autonómico de Cataluña, Jordi Turull (CiU), Marta Rovira (ERC) y Joan Herrera (ICV-EUIA).
Para ello, Rajoy ha apelado a argumentos jurídicos y políticos. Entre los primeros, ha destacado que "no es posible" transferir esa competencia porque no lo permite la Constitución y, "ser demócrata implica atenerse a la ley". "Una parte no puede decidir sobre el todo", ha añadido. Y ha recordado que "estas son nuestras reglas de convivencia, las únicas que cuentan, las únicas vigentes", sin que se pueda "apelar al pasado", porque "las constituciones son como los testamentos: la última anula todas las anteriores".
En cuanto a los planteamientos políticos, el presidente del Gobierno ha defendido que "juntos ganamos todos y separados todos perdemos". "Defiendo la permanencia de Cataluña en España. Porque no concibo a España sin Cataluña, ni concibo una Cataluña fuera de España y de Europa. Porque es ésta, para mí, no solo una cuestión de legalidad o de balanzas. Es una cuestión de sentimientos, de afectos, de historia compartida y de futuro", ha zanjado.
El referéndum es inconstitucional
Rajoy ha reiterado que la soberanía nacional corresponde a todos los españoles, y ha explicado que el referéndum es un derecho fundamental -el de participación política- cuya regulación corresponde "con carácter exclusivo" al Estado. Y ha criticado que se trate de presentar como una consulta no vinculante. "Lo que pretende ese referéndum, independientemente de los eufemismos con que se camufle, es proclamar una soberanía que no existe porque nuestra Constitución no la reconoce", ha insistido.
En ese sentido, ha advertido de que ni con un café, ni con "500", él y el presidente de la Generalidad, Artur Mas, podrían hacer algo que fuera en contra de la Constitución, como plantea el primero, porque "no hay democracia sin ley". "Eso no es posible. Ahora no es posible. Se redactó la Constitución de manera que eso no fuera posible", ha recalcado.
En todo caso, ha recordado lo que ha señalado el Tribunal Constitucional en relación a la declaración de soberanía del Parlamento autonómico: todo es posible en la Constitución, pero para ello es necesario reformarla siguiendo los procedimientos en ella establecidos.
Alerta del riesgo de "fractura"
Por otra parte, Rajoy ha asegurado que es y será "presidente de todos los españoles", y ha confesado que ama a Cataluña "no como algo simplemente entrañable, sino como algo propio":
"Perdónenme la vanidad, pero tal vez yo creo en Cataluña más que ustedes. Al menos yo no me siento en la necesidad de demostrar a cada paso que Cataluña existe. Me consta que existe, que es uno de los puntales de nuestra patria, que no se entiende España sin ella del mismo modo que resultaría incomprensible Cataluña sin el resto de España".
También ha alertado del riesgo que entraña el proyecto "de fractura" que plantea el nacionalismo catalán con su proyecto secesionista, que convertiría a Cataluña en "la isla de Robinson Crusoe", la haría "más pobre" y la dejaría "sine die" fuera de la Unión Europea, del euro, de la ONU y de los tratados internacionales.
Rajoy ha ensalzado los valores de la Transición, del consenso, la altura de miras, la concordia y la voluntad de convivencia que se condensan en la Constitución. Y ha agradecido a Turull, Rovira y Herrera su presencia. "A quien no escucho es a quien no quiere venir", ha añadido en referencia a la ausencia de Mas.