El presidente de la patronal CEOE, Joan Rosell, ha hecho una advertencia este viernes a los promotores de la consulta independentista -de improbable celebración-. Les ha pedido "mucha más información" sobre las consecuencias de la independencia, insistiendo en los aspectos económicos.
La apreciación de Rosell no es nueva, y se da especialmente entre los escépticos y los contrarios a la secesión, que, incluso aceptando la posibilidad teórica de un referéndum, alertan de que no se están poniendo sobre la mesa todas las consecuencias que comportaría una hipotética independencia de Cataluña.
Así, por ejemplo, este mismo martes, el ex asesor económico de la Presidencia del Gobierno José Luis Oller Ariño se preguntó cuáles serían los fundamentos del hipotético nuevo Estado, y si los planteamientos de las minorías extremistas no se impondrían a los más moderados. "Evidenciar el coste de una acción es elemento de racionalidad, no de sentimentalidad", añadió, rechazando que sus preguntas y sus dudas significaran un "discurso del miedo", como se argumenta a menudo desde el independentismo.
En esta misma línea, pero centrándose escrupulosamente en los aspectos económicos, se ha manifestado hoy Rosell. En una entrevista en TV3, ha instado a discernir "si son posibles o no" las diferentes alternativas que se plantearían en una hipotética Cataluña independiente.
Por ejemplo, Rosell ha recordado que el Banco Central Europeo "no ha respondido" si continuaría prestando dinero o no a los bancos catalanes en una Cataluña independiente. También ha advertido de las consecuencias de una salida del euro y de la Unión Europea, y ha razonado que falta información concreta sobre aspectos como el futuro de la seguridad social o las pensiones del hipotético nuevo Estado, así como de su futuro sistema fiscal.
Las previsiones de la CEOE
El presidente de la CEOE también ha recordado un informe de su organización que augura que, en caso de independencia, las exportaciones catalanas al resto de España caerían cerca de un 50%, se deslocalizarían empresas -empezando por las grandes entidades financieras-, y se agravarían los problemas de financiación de la Generalitat y de las propias empresas. "Hay que ver cuáles son las ventajas e inconvenientes y a partir de aquí tener más información", ha concluido.
El posicionamiento de Rosell ha sido estrictamente técnico y económico. Hasta el punto de que no ha querido entrar a valorar políticamente la conveniencia o no de celebrar un referéndum. "Si [el presidente de la Generalitat, Artur Mas] cree que es lo que tiene que hacer y tiene el apoyo del Parlamento [autonómico], lo tiene que hacer. Faltaría más. No somos quién para decirle qué tiene que hacer desde el punto de vista político", ha remarcado.
Sin embargo, sí se ha permitido reiterar su mensaje habitual -que coincide con el de la patronal catalana Fomento del Trabajo, así como con la otros empresarios- de pedir diálogo al Gobierno y a la Generalidad. "Todos tendrían que recular como mínimo un paso y no veo a ninguno de los dos bandos recular para después ir hacia adelante", ha lamentado.