Los nacionalistas flamencos de la N-VA, el partido más votado en Bélgica, han renunciado a sus postulados independentistas en beneficio de reivindicaciones más pragmáticas de tipo socioeconómico, sabedores de que la población no arriesgaría el actual estatus del país en la Unión Europea (UE).
La N-VA se presenta a los próximos comicios del 25 de mayo -donde, en su caso, concurren elecciones regionales, federales y europeas en un mismo día- con un programa singular, pero en cualquier caso no rupturista. Aspiran, entre otras cosas, a construir un país sin primer ministro, sin servicio diplomático propio y sin seguridad social común; pero abandonan provisionalmente el primer punto de sus propios estatutos, la apuesta por la independencia.
La nueva retórica de esta formación esencialmente independentista pasa por exigir, según explica este jueves El País, mayores competencias para la comunidad flamenca dentro de una Bélgica federal. "Nuestra gran línea estratégica", explica Eric Defoort, uno de los fundadores del partido, "es: no vamos hacia una revolución, sino hacia una evolución". "Sabemos que aquí no hay una mayoría favorable a la independencia", admite Defoort, pese a lo cual no renuncian al enfoque populista para reclamar medidas antiinmigración como defensa de la propia identidad.
"Con una Europa que no sabemos cómo va a evolucionar, optamos por el confederalismo, por dos Estados que trabajan juntos, con Bruselas como capital", prosigue quien es también presidente de la Alianza Libre Europea, coalición que da amparo a otros partidos nacionalistas, entre ellos ERC.
El riesgo a quedar fuera de la UE
En las elecciones de 2010, la N-VA, defensora de un futuro en solitario para Flandes, la región más rica de Bélgica, obtuvo el 17% de los votos, rebasando así al otro partido que, hasta la fecha, había fiscalizado el voto independentista, la formación de extrema derecha Vlaams Belang. Sin embargo, el partido de Defoort no llegó a entrar en el Gobierno federal porque no supo alcanzar acuerdos con el resto de formaciones.
En cualquier caso, sólo un 20% de la población belga se declara independentista y la gran mayoría no parece dispuesta a cuestionar su pertenencia a la UE. Con lo cual, la N-VA aspira ahora, a pocos meses de las próximas elecciones, a mostrar su perfil más dialogante. "En la N-VA somos realistas y partidarios de la Unión Europea, que vivimos como uno de los grandes avances del último siglo", argumenta Eric Defoort.
La eurodiputada socialista flamenca, Kathleen Van Brempt, defiende que es justamente la incertidumbre sobre el futuro en la UE de una eventual Flandes independiente lo que puede frenar el órdago secesionista en Bélgica. "De momento es una discusión bastante técnica, pero juega un papel en estas elecciones. La mayoría de la gente cree la interpretación que han ofrecido las instituciones comunitarias, que una secesión en el seno de la UE supondría la salida inmediata de ese territorio".
Van Brempt asegura, por lo demás, que el Ejecutivo federal belga ya ha acometido reformas descentralizadoras que permiten a cada región ejercer sus competencias sin necesidad de alterar el orden constitucional.