El controvertido análisis de las balanzas fiscales entre Cataluña y el resto del Estado no deja de generar polémica. Desde la Generalidad, se insiste una y otra vez en que una Cataluña independiente dispondría "cada año" de unos 16.000 millones de euros adicionales para costear servicios públicos, evitar recortes y reducir deuda. Sin embargo, el método empleado para contabilizar el supuesto déficit fiscal de Cataluña se sirve de hipótesis que nada tienen que ver con la realidad de los ciclos económicos ni con los sistemas de recaudación y contribución a la Administración del Estado.
Como ya se encargó de refutar en su día el presidente del Consejo Editorial de CRÓNICA GLOBAL, Francesc Moreno, en rigor, el presunto déficit anual de la Generalidad no es "inmutable" ni depende exclusivamente de los impuestos asumidos por los catalanes. "La crisis hace que los ingresos tributarios caigan y que las administraciones se financien a crédito. El déficit fiscal se torna en superávit y para encubrirlo se reivindica la 'neutralización'", argumentaba Moreno.
Este lunes, en un artículo publicado en El País, el ex presidente del Parlamento europeo Josep Borrell y el empresario Joan Llorach ahondan en la manida cuestión de los 16.000 millones de euros y concluyen sin ambages que, en los años de crisis, y pese a la retórica victimista del presidente de la Generalidad, Artur Mas (CiU), y su socio de gobierno el líder de ERC, Oriol Junqueras, el Gobierno autonómico no habría dispuesto de esa cantidad "para financiar servicios públicos adicionales a los suministrados por el Estado".
"Hipótesis no contrastables"
Las razones surgen de un análisis pormenorizado de los mismos datos y sobre el mismo método de cálculo empleado en el informe de la Generalidad Resultados de la balanza fiscal de Cataluña con el sector público central 2006-2009, que sirvió de base para denunciar un déficit fiscal fijado en 16.409 millones de euros durante el ejercicio 2009 y que el presidente autonómico ha considerado desde entonces "inmutable".
Borrell y Llorach cuestionan la estimaciones del Gobierno autonómico por estar sustentadas en hipótesis no contrastables. Así, se calculó que "Cataluña aportó 46.195 millones de impuestos a la recaudación del Estado", pero ni "existe un registro contable de este dato" ni "todos los impuestos que se cobran en Cataluña los pagan los catalanes ni todos los que pagan los catalanas se recauda en Cataluña".
Además, los datos sobre los gastos realizados por el Estado no contabilizan el gasto en embajadas y consulados, en administración tributaria y justicia o en defensa, servicios públicos todos ellos que también son puestos a disposición de los ciudadanos de Cataluña y que un eventual Estado catalán independiente tendría que generar.
"Elucubrar sobre el pago de la deuda"
De los dos aspectos anteriores "se obtiene un déficit fiscal de Cataluña con el Estado de 792 millones de euros", muy lejos de los cerca de 16.000 millones que sustentan uno de los principales argumentos para la secesión. Pero sin duda el elemento más controvertido de todos estos cálculos es el de la llamada "neutralización" del déficit público estatal, sobre la que ni siquiera los propios Mas y Junqueras se ponen de acuerdo.
Moreno ya apuntó en su análisis que "no es lo mismo hacer creer a los ciudadanos que en años difíciles un estado independiente hubiera tenido 16.000 millones más para gastar que elucubrar sobre el pago futuro de la deuda". Porque, en efecto, la "neutralización" compromete la retórica victimista del nacionalismo. Neutralizar el déficit público "consiste en añadir a los ingresos que Cataluña aporta al Estado la parte que le correspondería del déficit público del Estado", explican ahora Borrel y Llorach, y aclaran que una parte creciente del gasto del Estado en Cataluña no depende de los impuestos que se pagan en Cataluña, sino de "la deuda emitida para financiar ese déficit".
Es decir, lo que el Estado ha gastado en Cataluña no proviene exclusivamente de los impuestos recaudados en Cataluña, sino de otras fuentes de crédito, de modo que la parte de déficit público español que corresponde a esta Comunidad Autónoma no ha sido efectivamente liquidada por la contribución de los catalanes.
"Para poder gastarlos ahora habría que endeudarse"
Bajo esta premisa, apelar a los 15.618 millones de euros con los que en 2009, según los cálculos de la Generalidad, habría contribuido Cataluña a las arcas del Estado, es sin duda un notable ejercicio de voluntarismo: se presupone que ese importe, que es en realidad consecuencia del crédito y, por tanto, es deuda, "se pagará con impuestos de los catalanes de años futuros" y la Generalidad "lo computa como ingreso virtual que Cataluña ha hecho al Estado en el presente".
En suma, la parte correspondiente del déficit del Estado no ha sido costeada en Cataluña a través de impuestos, y así lo pone de manifiesto la irrecusable realidad de un ciclo económico adverso que el presidente de la Generalidad no quiere tener en cuenta a la hora de valorar el saldo fiscal. Los 16.409 millones de euros de déficit fiscal se reducen a los 792 millones constatables en el pago de impuestos de 2009. El resto, no son más que "virtuales impuestos futuros que no están disponibles porque los catalanes aún no los han pagado". "Para poder gastarlos ahora", sentencian Borrell y Llorach, "habría que endeudarse".
Y no sólo eso. Como ya se ha sugerido, la Generalidad ha obviado los costes que supondría hacerse cargo de todos los servicios del Estado que recaen ahora sobre los catalanes así como las inversiones iniciales para poner en marcha, por ejemplo, una Agencia Tributaria en Cataluña. "El resultado es que en vez de un déficit de 792 millones", indican Borrell y Llorach, "Cataluña tuvo un superávit de 4.105 millones antes de neutralización del déficit del Estado y un déficit de 11.261 millones después de neutralización".