Pere Soley y Joaquim Casanovas

Pere Soley y Joaquim Casanovas

Política

Cambios inminentes en Salud: nuevos nombres para no hacer nada nuevo

Pere Soley se reconfirma como presidente del ICS. Casanovas va a CatSalut. Pero nada mejorará. ERC asume el desastre sanitario y Boi Ruiz depende de cuándo habrá un gobierno de coalición.

31 diciembre, 2013 20:03

El jueves de la semana entrante, 9 de enero, tomará posesión como nuevo director general del Instituto Catalán de Salud (ICS) Pere Soley Bach. Se reconfirma lo que publiqué el pasado sábado, en primicia, en este diario digital.

Soley sustituirá a Joaquim Casanovas. Este será designado muy pronto director de la Región Sanitaria de Barcelona, que comporta también la dirección del Consorcio Sanitario de Barcelona. Son entes públicos del Servicio Catalán de la Salud (SCS).

Al frente de la región citada, Casanovas pasará a ser el responsable de la agónica sanidad pública destinada a cubrir, en teoría, las necesidades de cinco millones y medio de personas. Es la región sanitaria más importante de las siete en que está dividida Cataluña. Todo ello viene a ser un juego que en francés llaman de "sillas musicales". Es un divertimento que sólo sirve para pasar el rato. Acredita que la sanidad pública (o ex pública) catalana continuará yendo de mal en peor, mientras Mas hace de gurú barato.

Distribución opaca de millones

La nueva dirección de Casanovas comporta el gasto de muchos centenares de millones de euros, de manera muy opaca. En efecto, se desconoce el texto de los contratos de prestación de servicios por parte de los hospitales privados, los de instituciones locales o comarcales, o de cualquier origen (como los creados por la Iglesia o por legados).

Un mismo servicio sanitario concreto (como una operación de apendicitis) puede ser pagado por la Generalidad, con dinero público, con una cantidad muy diferente, según el centro. Se efectúa a través de la dirección territorial correspondiente del SCS. En este nivel territorial es donde se elaboran los contratos, hoy secretos, entre el SCS y los hospitales de la XHUP (Red Hospitalaria de Utilización Pública), conocida como la sanidad concertada.

Dos importantes cambios de personas

No es necesario ser muy malpensado para temer que en este sistema pueden jugar mecanismos de control social, de amiguismo, de lo que los italianos llaman consociativismo (conjura) y temas que judicialmente pueden tener bastante interés.

Estamos ante dos importantes cambios de personas, pero no de políticas. Además, son cargos que hoy están rodeados de líos varios, enrevesados, lejos de la mano de Dios y cerca de la mano embadurnada de Boi Ruiz. Que no se aprovechen los cambios de personas para hacer, como mínimo, retoques indica hasta qué punto sufrimos una Generalidad regresiva, autista, incompetente e insensible. Puedo acreditar que son adjetivos justos, adecuados e incluso demasiado moderados.

Reaparece el escándalo Innova

Empezando por el principio, sin repetir la descripción del ICS, efectuada en la información de este diario del sábado, ya citada. Resulta que el cargo que Casanovas pasará a ocupar estaba vacante desde el mes de octubre, cuando dimitió su anterior titular, Enric Agustí Fabré, obviamente también de CDC.

Agustí tuvo que dimitir paralelamente a tener que declarar como imputado, junto con el inefable Josep Prat Domènech, viejo factótum de todo lo que se quiera de la sanidad catalana y en particular del escándalo Innova. Prat continúa siendo el asesor áulico en sanidad de Artur Mas. Ahora bien, su futuro como probable justiciable no tiene ningún buen pronóstico. Puede verse pronto.

Prat y de Enric Agustí declararon por presuntas irregularidades en subcontrataciones de Innova. Una publicación del sindicato CGT hizo un largo resumen de ello.

Por si todo esto fuera poco, el pasado junio Enric Agustí tuvo que dimitir, con el antiguo consejero de CDC de Sanidad, Xavier Pomés, de la junta del Patronato del Hospital de San Pablo, en el que representaban a la Generalidad.

Innova como caso generalizable

Lo escribo a gusto porque la propaganda mediática de la Generalidad se dedica desde hace muchos meses a querer hacer pasar el magmático asunto Innova como un tema meramente reusense. En realidad es un referente de ámbito general catalán. Es imprescindible para entender una maldad inmensa. Si se tapa o se minimiza Innova no se pueden entender los males de toda la sanidad catalana.

Respecto a Enric Agustí Fabré hay que recordar que fue director general de GINSA (Gestión Integral Sanitaria e Integral), órgano calificado por la propia GINSA como un "dispositivo de Sagessa" que, a la vez es el sector sanitario puro del inefable holding Innova, originariamente sólo sanitario. Agustí también fue gerente del Hospital San Juan de Reus, un inmenso desastre de Prat. Es arquitectónicamente faraónico. Por eso los reusenses lo bautizaron el Aeropuerto y Enterprise, en honor a la nave espacial de ficción homónima.

Reaparece el conxorxi

Además, la propia GINSA aparece integrada en la información corporativa, con una prosa fumígena que echa para atrás, en la patronal Consorcio Social y de Salud de Cataluña, antes Consorcio Hospitalario de Cataluña, si bien conocido a menudo como el conxorxi (por el catalán conxorxa, conjura). Agustí también fue directivo del conxorxi.

Una vez más se ve la perversa y deliberada complejidad de toda la estructura de la sanidad pública catalana. Unos mismos personajes van repitiendo estructuras de las que cuesta creer que en su concepción no figuraran intenciones no santificables. El enjuague por vía judicial parece muy necesario, puesto que la pretendida comisión de investigación sobre salud del Parlamento autonómico fue un desastre patente.

Respecto a Casanovas, el hecho de que ocupe el lugar de Agustí le tendría que obligar moralmente y decir, o dar a entender, que él tiene unos parámetros propios. No creo que sienta la necesidad ni sea capaz.

Soley, un gestor obediente

Los nuevos cargos de Soley y de Casanovas no están en absoluto destinados a reformar nada, más bien lo contrario. Muchas fuentes califican a Soley de tecnócrata obediente, sin voluntad ni capacidad de reformar nada. Ahora bien, es una persona distante y poco dada a las gracietas, como lo es el ridículo Boi Ruiz.

Mi variada observación de líos me lleva a creer que las personas serias son menos propensas a las irregularidades. Estas suelen empezar con palmadas a la espalda y frases como "esto todo el mundo lo hace" y "no te preocupes, ya lo encontraremos". Entre broma y broma se hace un daño muy serio y muy grave.

Casanovas, harto del ICS

De Casanovas hay que repetir que ha dimitido, harto de Boi Ruiz y del actual presidente del ICS, Carles Constante que es un personaje que se maneja muy bien dentro de CDC. Es un gran militantista interesado, más que Casanovas, que no le podía ver.

Casanovas también tenía mala relación con Josep Maria Padrosa, personaje a evitar porque está entregado en cuerpo y alma a Boi Ruiz, y no sólo por eso. Ahora Padrosa pasará ser el jefe de Casanovas. A ver como irá. El mundo cambia pero no el nombre de los autores de grandes barbaridades. Produce mucho asco. ¿No han pasado suficientes desastres en sanidad como para cambiar algo?

¿Cuándo un gobierno con ERC?

El marco general de la Consejería de Salud es infumable. Ha habido un destrozo irracional y nada liga. Por parte de Mas no hay ningún deseo de resolverlo. No tiene corazón ni cabeza. Sólo quiere taparlo. Le ayuda el hecho de que incomprensiblemente el movimiento ciudadano sobre sanidad está en el limbo. El del personal sanitario no está mejor. Todo ello causa vergüenza ajena.

Finalmente, está la pregunta de los mil millones: ¿ERC continuará apoyando e incluso estimulando los bárbaros destrozos de CDC? Todo indica que será así. Lo más imprecisable es saber cuándo ERC y CDC materializarán el gobierno de coalición y cómo será este. Después del periodo navideño quizás se sabrá algo. De momento, y a pesar de Navidad, Mas se limita hacer de guerracivilista, que precisamente en nuestra tierra se ha convertido en la más vil de las políticas.