En plena sintonía con la dirección marcada por el Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN) -el grupo de sabios que le asesora en su proyecto separatista-, el presidente de la Generalidad, Artur Mas, ha aprovechado su mensaje de fin de año para activar una nueva línea argumental: promete que una hipotética Cataluña independiente sería "un buen aliado" de España, pero exige a cambio que el Gobierno facilite la celebración de la consulta secesionista que la Generalidad ha planteado para el próximo 9 de noviembre.
"Pedimos que se nos deje votar. Y que el Estado no nos vea como un adversario, ni mucho menos como un enemigo. Hemos sido cuando hemos podido, queremos serlo ahora y podemos ser en el futuro un aliado, un buen aliado. Pero desde la libertad. Desde la propia opción. Pudiendo responder a la[s] pregunta[s] que hemos convenido y en la fecha que hemos acordado", ha señalado.
Y ha insistido en que "el pueblo catalán prefiere gobernarse a ser gobernado" y "se ha ganado el derecho a decidir su futuro porque ha sabido y ha querido mantener en pie su voluntad de autogobernarse, en contra de todas las circunstancias históricas que lo querían impedir o de las que ahora lo quieren limitar o disminuir".
La existencia de Cataluña, "casi un milagro"
Mas ha calificado su propuesta de referéndum independentista como "una gran batalla democrática" que espera que se celebre en un año "cargado de simbolismo", en referencia al 300 aniversario de 1714.
En ese año, las tropas borbónicas derrotaron a las austracistas en Barcelona en el marco de la Guerra de Sucesión Española, pero para el presidente autonómico fue un momento en el que Cataluña "perdió sus libertades".
Así, considera que es "casi un milagro" que, tres siglos después, "un pueblo que tenía todas las de perder no solo siga existiendo sino que se plantea con más fuerza que nunca una gran batalla democrática y por medios totalmente pacíficos: la de decidir libremente su futuro como país, como nación y como sociedad".
La ruptura no pondrá en riesgo la "buena convivencia"
El presidente autonómico ha calificado a Cataluña como "un país diverso y plural" por razón de "la procedencia de sus personas", por "las lenguas que se hablan", por "las formas de pensar" y por "las opciones políticas o ideológicas", lo que no es impedimento para llegar a "grandes consensos" como el acuerdo de las preguntas y la fecha para la consulta.
Aún así, ha reconocido que "en torno a este gran reto no hay unanimidad". "Hay fuerzas políticas que no lo comparten y, sobre todo, personas, compatriotas nuestros, que lo ven con preocupación, temor e incluso contrariedad", ha indicado.
Pero ha insistido en que "son los votos" -exclusivamente de los catalanes- "y las urnas los que ha de decidir y determinar" el futuro de Cataluña, sin que ello vaya a perjudicar a la "buena conviencia".
Considera que evitar la secesión es "levantar muros"
Así ha pedido al Gobierno que colabore con el proyecto independentista. "Quiero aprovechar este mensaje de fin de año para pedir al Estado que nos deje votar. Que escuche la voz del pueblo catalán, y que no levante muros para silenciarla. Que deje decidir a quien siente la necesidad de decidir", ha subrayado.
Un "derecho a decidir" que los catalanes se han ganado, según Mas, "porque han sabido mantener viva su identidad, su cultura, su lengua y su derecho, muy frecuentemente en contra de normas y de leyes injustas", y "porque han sabido acoger e integrar a millones de personas venidas de otros territorios de España o de países foráneos, demostrando que Cataluña es una tierra donde lo que realmente es importante es el destino que se busca y no el origen del que se proviene".
Por tanto, según el presidente de la Generalidad, 2014 será "un año para recordar historia, persona y raíces, pero sobre todo, será un año para decidir futuro y abrir horizontes".
Más allá de la cuestión de la consulta, el dirigente nacionalista solo ha dedicado dos párrafos de su discurso a la crisis económica, advirtiendo de que "no se pueden esperar curaciones milagrosas".