Política

"Dicen que la Constitución está 'agotada'. ¿En qué se nota esa fatiga insuperable? Por lo visto, en que los nacionalistas -los de siempre y los sobrevenidos- ya no pueden sacar más privilegios de ella. La vaca ya no da más leche, de modo que ahora habrá que ordeñar al toro"

17 diciembre, 2013 20:36

Fernando Savater, filósofo, este lunes en El País:

"[...] Dicen que la Constitución está 'agotada'. ¿En qué se nota esa fatiga insuperable? Por lo visto, en que los nacionalistas -los de siempre y los sobrevenidos- ya no pueden sacar más privilegios de ella. La vaca ya no da más leche, de modo que ahora habrá que ordeñar al toro, como diría el doctor Johnson. Se nos recomienda revisar el texto magno para fijar y dar esplendor definitivo al fraccionamiento de la ciudadanía, no para corregirlo. Por ejemplo, para acabar con el inmovilismo gubernamental frente al desafío independentista en Cataluña (por lo visto, cuando a alguien le da un ataque de epilepsia, todos tenemos obligación de agitarnos al unísono) los más 'racionales' aconsejan lo siguiente: referéndum en la autonomía para ver qué quieren los catalanes, reforma de la Constitución de acuerdo con el resultado y luego que los ciudadanos del resto de España digan si aceptan tal modificación. Si la asumen, mutilan su ciudadanía; si la rechazan, son unos fachas y vuelta a la casilla de partida. ¡Qué sabia es la objetividad racional! Otros, en cambio, preferiríamos más auténtico laicismo en la Constitución, que no solo implica efectiva separación del Estado y las iglesias, sino también rechazar rotundamente el fraccionamiento del cuerpo social reconociendo pertenencias políticas particulares (Catherine Kintzler ha escrito páginas esclarecedoras al respecto).

Por supuesto, puede retocarse la Constitución de modo que acoja todos los legítimos anhelos sobre garantías laborales, emigración, educación y sanidad públicas, pensiones... Pero sepamos que si junto a eso la ciudadanía se fracciona y la tarta de la soberanía se reparte, el poeta seguirá ripioso, el marido y la mujer frustrados, el pescador volverá a casa con las manos vacías, etcétera. ¿Culpable? Siempre la Constitución. Ya nos avisó el Marqués de Sade".