Fiel a su talante, Rajoy no parece estar muy nervioso ante el desafío independentista promovido Artur Mas y Oriol Junqueras.
El presidente del Gobierno hace oídos sordos tanto a los que le instan a responder con contundencia, como a los que le exigen que ponga en marcha una campaña de pedagogía en Cataluña para contrarrestar los argumentos con los que los independentistas defienden su proyecto.
De momento, todo lo que el Gobierno ha hecho en este ámbito -más allá de recurrir ante el Tribunal Constitucional la declaración soberanista aprobada en enero pasado en el Parlamento autonómico- se limita a unas pocas declaraciones en tono muy moderado.
La respuesta, "cuando haya hechos y cosas en firme"
Pese a ser una estrategia que tiene más opositores que seguidores, por ahora, esta prudencia parece que le está dando algunos resultados y son los políticos nacionalistas los que más nerviosos se muestran ante la aparente pasividad de Rajoy: los muñidores del proyecto independentista protagonizan más titulares por sus disputas internas que por las consecuencias de sus planes rupturistas.
En cualquier caso, la actitud del Gobierno seguirá siendo la misma a corto plazo: intentar no hacer demasiado ruido. Este mismo viernes, durante una conversación informal con periodistas en el acto institucional celebrado con motivo del 35 aniversario de la Constitución, Rajoy insistió en que no avanzará cuál será su respuesta a la propuesta para celebrar un referéndum independentista hasta que esta esté concretada.
El líder popular aseguró que "hará cosas y tomará decisiones cuando haya hechos y cosas en firme" y no antes, e insistió en estar "muy tranquilo" porque considera que finalmente se acabará imponiendo "el sentido común", unas palabras que recuerdan a las del ex presidente del Gobierno Felipe González. "Tengo que ver qué hechos se producen y a partir de ahí tomaré mis decisiones", subrayó Rajoy, y aseguró que la soberanía nacional "no se romperá" en ningún caso, sea cual sea la situación.
"Ir avanzando paso a paso"
De igual forma, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, explicó que el Ejecutivo "solo contestará según lo que se haga". "Nada de pronósticos", indicó a los periodistas.
Esta posición es similar a la que dio un día antes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Preguntada sobre la posible aplicación del artículo 155 de la Constitución -que habilita al Gobierno, previo aval del Senado, a "adoptar las medidas necesarias para obligar" a una Comunidad Autonóma "al cumplimiento forzoso" de "las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan"-, Sáenz de Santamaría fue clara pero evitó elevar el tono dialéctico:
"La Constitución, en el caso de iniciativas que no quepan en la misma, tiene un primer elemento o una primera acción que es clara, que es el recurso al propio Tribunal Constitucional y la suspensión [de dicha iniciativa], que es la fórmula ordinaria en la que iniciativas de las CCAA o del Estado que vulneren la Constitución se ponen de manifiesto y se adoptan decisiones al respecto".
Y añadió: "Creo que en estos asuntos es mejor ir avanzando paso a paso". La vicepresidenta del Gobierno rechazó entrar a valorar las últimas apelaciones a una hipotética suspensión de la Generalidad a la que se han referido Alfonso Guerra y Rodolfo Martín Villa. "Respeto la opinión de cada uno, conocen bien la Constitución y la interpreta cada uno como tiene por oportuno", se limitó a señalar.
Riesgo de "ridículo monumental y meteórico"
Mientras tanto, los promotores del referéndum secesionista siguen discutiendo sobre si la pregunta debe hablar de "Estado soberano" o de "Estado independiente". El descuelgue del PSC del "proceso" hace que Mas no pueda permitirse nuevas bajas, pero poner de acuerdo a UDC, a ICV-EUiA y a ERC no será fácil, y menos aún con la presión de la Assemblea Nacional Catalana.
Este mismo viernes, dirigentes de ERC reconocían su "inquietud" y "preocupación" por el retraso en las negociaciones, lo que podría afectar a la aprobación de los presupuestos de la Generalidad para 2014, también prevista para las próximas semanas.
Todo apunta a que habrá un acuerdo antes de final de año, tal y como se han comprometido CDC y ERC, pero el riesgo al fracaso sigue planeando en las conversaciones que ambos partidos mantienen. "Si no hay acuerdo no hay pregunta, y sin pregunta no hay consulta, y no hay proceso, y si pasa eso haremos un ridículo monumental y meteórico todos", reconoció el portavoz de la Generalidad y consejero de la Presidencia, Francesc Homs, hace unos días.
De igual forma, el propio presidente de la Generalidad ha advertido recientemente de que si cada uno de los implicados en el proyecto independentista "tira de la cuerda hacia la pregunta que idealmente le gustaría hacer, la cuerda se podría llegar a romper". Así las cosas, Rajoy sigue haciendo lo que mejor sabe hacer: esperar.