La Unión Europea (UE) vuelve a recordar, una vez más, que cualquier secesión de un Estado miembro supondrá la salida automática del mercado comunitario de la parte escindida. José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, responde por escrito en este sentido, otra vez, a las peticiones de CiU en el Parlamento Europeo.
El pasado 27 de septiembre, Ramon Tremosa (CiU) envió una triple pregunta a Durao Barroso para saber si algún Estado miembro había solicitado "la opinión legal de la Comisión sobre el proceso que debería seguir una región europea que declarase su independencia de forma democrática", si uno de los que lo habían pedido -en caso de haberlo hecho- era España, en relación a Cataluña, y si un funcionario de la UE podía "posicionarse sobre cuestiones políticas" sin una opinión firme de la UE.
La respuesta de Barroso se produjo el pasado 20 de noviembre y fue tajante. La UE no se posiciona sobre cuestiones internas y, sobre todo, "relacionadas con las disposiciones constitucionales de un Estado miembro en particular", recordando así que la máxima ley en España ante las reivindicaciones secesionistas es la Constitución.
La "hipótesis" de la secesión
Pero, además, Durao Barroso añade que:
"Hipótesis como la separación de una parte de un Estado miembro o la creación de un nuevo Estado no tendrían un carácter neutro respecto a los Tratados de la UE. La Comisión Europea expresaría su opinión sobre las consecuencias legales con arreglo a la legislación de la UE en caso de que un Estado miembro lo solicitara detallando un escenario concreto. [...] La UE se basa en los Tratados, aplicables únicamente a los Estados miembros que los han aprobado y ratificado. Si una parte del territorio de un Estado miembro dejase de ser parte de ese Estado para convertirse en un nuevo Estado independiente, los Tratados ya no serían aplicables en dicho territorio. En otras palabras, un nuevo Estado independiente, por el hecho de alcanzar la independencia, pasaría a convertirse en un tercer país con respecto a la UE y los Tratados dejarían de ser aplicables en su territorio".
Y por si Tremosa tenía dudas, el presidente de la Comisión Europea concreta:
"De conformidad con el artículo 49 del Tratado de la Unión Europea, cualquier Estado europeo que respete los principios establecidos en el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea podrá solicitar el ingreso como miembro de la UE. Si la solicitud fuera aceptada unánimemente por el Consejo, se negociaría un acuerdo entre el Estado candidato y los Estados miembros sobre las condiciones de admisión y las adaptaciones de los Tratados que supondría esta admisión. Dicho acuerdo estaría sujeto a la ratificación de todos los Estados miembros y del Estado candidato".
Desde 2004 la misma posición oficial
Nada nuevo, en realidad. Al menos desde 2004 la posición de la UE es la misma. Es decir, el cumplimiento de las normas democráticas adoptadas por la comunidad europea. En base a estas, un nuevo Estado escindido tiene que pedir el ingreso en la UE si quiere formar parte de esta.
Así lo ha recordado Durao Barroso en infinidad de veces. En noviembre y septiembre de este 2013, pero también la portavoz del Parlamento Europeo Pia Ahrenkilde; el vicepresidente y comisario de Competencia de la Comisión Europea, Joaquín Almunia; Jaume Duch, otro portavoz del Parlamento Europeo, son solo los ejemplos más recientes.
Una opinión que incluso el ex presidente de la Generalidad Jordi Pujol (CiU) reconoce en público: "Por el hecho de ser independiente, aunque vengas de un Estado que es miembro de la UE, la secesión esta no te sitúa dentro de la UE. Te quedas fuera, eso está claro. Uno se separa y queda fuera de aquel Estado que forma parte de la UE, y por tanto, como ya no formas parte de ese Estado, te quedas fuera [de la UE]. Y, por tanto, te tendrás que incorporar".