José María Albert de Paco, periodista, en un artículo publicado en Libertad Digital, este jueves:
"[...] ¿Recuerdan el programa Bestiari Il·lustrat, en el que aparecía un individuo que simulaba tirotear al Rey de España, a Salvador Sostres y a Fèlix Millet? Pues bien, esto es lo que dijo el CAC en aquella ocasión, acaso más impelido por las circunstancias ambientales, eso que Cruyff, en uno de sus hallazgos, llamó el entorno, que por la moralidad de sus consejeros:
"La violencia que caracteriza el universo creativo del invitado se refería sólo a las palabras, como también [sic] las armas eran de atrezzo".
Una disculpa, en efecto. Tras un benévolo "hombre, hombre...", tan eufónicamente entonado como lo haría Serrat, la Junta de Censores exhibía los presuntos atenuantes a que, en todo caso, había de acogerse el catalanismo ante el obvio linchamiento que estaba sufriendo Domínguez [autor que simulaba el tiroteo] a manos del españolismo. Así discurren.
Numerosos opinantes de signo nacionalista han señalado en más de una ocasión el riesgo que entraña banalizar el fascismo. No puedo estar más de acuerdo, y así mismo lo he hecho constar más de una vez. Emparentar Cataluña con el nazismo es un error, sí. Ocurre, no obstante, que esta misma semana el coche de Victoria Fuentes, dirigente de C's en Tarragona, amaneció embadurnado de mierda. Se trata, por cierto, de la misma Victoria Fuentes a la que un tipo, tras identificarla como militante de ese mismo partido, propinó un puñetazo durante unas fiestas de pueblo, a principios de julio. Y claro, a eso hay que ponerle un nombre. Y el nombre que más se le aproxima no es otro que nazismo. Siempre, claro está, que las palabras no sean de atrezzo.
En cualquier caso, esos opinantes saben perfectamente de qué les hablo, tanto como Artur Mas sabía de qué le hablaba Maragall cuando le espetó que tenía un problema. No en vano, y por más que esa estrategia retórica resulte temeraria, también ellos la utilizan. Así, por ejemplo, el periodista Vicent Partal, director de Vilaweb, trató de explicar, en sesión continua, por qué el PSC basculaba hacia el fascismo, yermo habitado por el PP y C's; achacó la fabricación de pruebas contra la familia Pujol (¿?) a "la marca del franquismo"; o acusó a los dirigentes del PP de ser "franquistas sin franquismo". Del mismo modo que Salvador Cot, director de Nació Digital, emparentó a PP, C's y Falange dos días antes del 12-O; o convino, con el dibujante Jap, en que la curva de A Grandeira en que descarriló el tren de Santiago era, en efecto, una curva Marca España. ¿Y qué, le faltó decir?
A ellos, por descontado, el CAC no les levantará la mano".