El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha reiterado este miércoles, en respuesta escrita a una pregunta parlamentaria del eurodiputado euroescéptico holandés Auke Zijlstra, que "si una parte del territorio de un Estado miembro dejara de ser parte de este Estado porque se convirtiera en un nuevo Estado independiente, los Tratados [de la Unión Europea] dejarán de aplicarse en este territorio". Una respuesta muy clara, que ya se ha indicado en otras ocasiones. Y que queda todavía más clara a continuación:
"En otras palabras, un nuevo Estado independiente se convertiría, por el hecho de su independencia, en un tercer país respecto a la Unión Europea, y los Tratados ya no se aplicarían en su territorio".
La respuesta de Barroso deja claro también que este hipotético nuevo Estado tendría que pedir el ingreso a la UE desde cero, según el procedimiento que marcan los Tratados. Que implican obtener el visto bueno de los 28 "por unanimidad".
La misma respuesta desde 2004
Barroso ha dado esta respuesta a una pregunta que le pedía ratificar o no las últimas declaraciones en la misma línea del vicepresidente europeo y comisario de la Competencia, el español Joaquin Almunia. "La parte segregada no es miembro de la UE", dijo Almunia el 16 de septiembre, en una conferencia en Barcelona.
Aquel mismo día, la portavoz de la CE Pia Ahrenkilde ratificó estas declaraciones. "Creo que lo que ha dicho el vicepresidente Almunia está perfectamente de acuerdo con nuestra línea general, que es, efectivamente, que si una parte de un territorio de un Estado miembro se convierte en independiente, los tratados [de la UE] ya no se aplican en este territorio". Y, con palabras idénticas a la respuesta de hoy, añadió que en cualquier nuevo Estado europeo, "por el hecho de su independencia, se convertirá en un tercer Estado en relación a la Unión y, desde el día de su independencia, los tratados ya no serán de aplicación en su territorio".
Sólo dos días antes de que Almunia pronunciara estas palabras -y sólo tres días después de la cadena humana independentista del 11 de septiembre-, el propio Barroso había recordado que para el ingreso en la UE se necesita, obligatoriamente, el visto bueno de "todos los estados miembros".
En realidad, la posición oficial de la Comisión Europea ha sido muy clara en estas cuestiones desde 2004. Entonces, a una pregunta realizada por una europarlamentaria sobre el precedente de la independencia de Argelia de Francia, la Comisión Europea ya respondió de la forma en que lo ha hecho este miércoles.