La ex ministra de Defensa y de Vivienda Carme Chacón ha advertido este viernes de que la secesión de Cataluña no es posible ni deseable porque conllevaría cuantiosos perjuicios económicos y sociales para unos y para otros, y ha alertado de la urgencia de solucionar la espiral de enemistad que afecta "de forma peligrosa" a la convivencia.
Chacón ha viajado a Madrid desde Estados Unidos -donde trabaja desde hace unas semanas como profesora en el Miami Dade College- para presentar al líder del PSOE de Madrid, Tomás Gómez, en un desayuno informativo.
En su intervención, la que fuera rival de Alfredo Pérez Rubalcaba en el 38 Congreso del PSOE -en 2012- para optar a la Secretaría General del partido ha cargado contra el órdago independentista del presidente de la Generalidad, Artur Mas (CiU), pero también ha criticado la "inacción" del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, asegurando que ambas opciones son "falaces y tramposas".
Lo más "urgente", solucionar la crisis territorial
Para un socialista, ha insistido, no basta con decir que la independencia no es posible, porque lo importante es que no debe ser deseable y que entrañaría importantes cuantiosos daños sociales y económicos para Cataluña y para el resto de España.
Además, ha subrayado que el separatismo quiere no solo que "España salga de Cataluña, sino que Cataluña salga de España, rompa con una parte de su ser, una parte de su historia, de su cultura" y que "se ampute una parte de sí misma".
Chacón ha considerado que, si es importante superar la crisis económica e institucional que atraviesa España, lo más "urgente" es solucionar la crisis territorial, la que "alimenta una espiral de enemistad entre Cataluña y el resto de España, que algunos llevan incubando desde hace tiempo y que empieza a afectar de forma peligrosa a la convivencia".
En esta línea, ha advertido de que se ha visto a muchas naciones reponerse de un revés económico o reemplazar sus instituciones, pero "es mucho más difícil soldar las fracturas del desafecto civil".
Errores en ambos lados
Según Chacón, la situación actual es debida a que todas las partes implicadas han cometido errores. "También nosotros; no siempre acertamos, pero jamás incitamos al odio, ni socavamos la convivencia, ni hicimos del enfrentamiento entre españoles el eje de nuestra política", ha añadido.
"Unos presentan la caricatura de una Cataluña avara y egoísta, empeñada en amparar y fomentar su cultura sólo para fastidiar; primero tiran la piedra y luego esconden la mano", ha insistido.
Y ha recordado que la ex presidenta autonómica de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, hace unos años defendió la continuidad de una empresa eléctrica en "territorio nacional" cuando se barajaba la posibilidad de que trasladara su sede de Madrid a Barcelona, mientras que ahora "imparte lecciones de cómo catalanizar España".
Chacón también ha denunciado que desde el nacionalismo se propaga "la historia infantil y falaz" de tres siglos de contiendas entre catalanes y el resto de españoles, y se atribuyen "todos los males económicos de Cataluña al expolio de una España subsidiada y parasitaria".
"Predomina el apego a un futuro común"
La ex ministra ha apostado por una posición intermedia, la de aquellos que quieren permanecer juntos, al margen de ideologías, y se ha mostrado convencida de que, "pese a todo, a un lado y a otro del Ebro predomina el deseo de convivencia, predomina el apego a un futuro común".
Para conseguir eso, no hay recetas ni soluciones infalibles, pero sí "equivocaciones seguras", como lo son "cruzarse de brazos, hacer el juego a Mas, que lleva dos años envuelto en la señera y hablando en nombre de todos los catalanes".
El "peor error", ha alertado, es faltarle el respeto cuando representa a la Generalidad y confundirle a él con toda Cataluña, como ocurrió hace dos días en el Foro Económico del Mediterráneo Occidental celebrado en Barcelona. Un episodio que ha calificado de "pueril duelo de egos y disputas protocolarias".
Por último, Chacón ha apelado al diálogo para superar la situación actual, y por abandonar el lenguaje del odio y el miedo, para dibujar un proyecto basado en la esperanza, el respeto a la convivencia, la concordia, la unión y la suma. Su fórmula para dejar atrás el "desafecto" pasaría por respetar la lengua y la cultura catalanas como deben ser, "como propias y no consentidas como una rareza".