El ex presidente del Gobierno Felipe González se ha referido, este lunes, al proyecto independentista liderado por Artur Mas (CiU) advirtiendo de que "galopar hacia un imposible puede provocar una fractura política y social que cueste soldar 30 ó 40 años".
González, en una conferencia en Madrid, no ha perdido la ocasión de acometer las aspiraciones de Mas -de la mano de ERC- y mostrarse contundente a la hora de opinar sobre las reclamaciones de los nacionalistas en Cataluña: "La independencia de Cataluña como objetivo es imposible, repito imposible".
El que fuera presidente del Gobierno de 1982 a 1996 y líder del PSOE, también ha cargado contra Pere Navarro, primer secretario del PSC, por defender este un referéndum de autodeterminación, aunque sea para votar no: "Tengo mucho respeto por Pere Navarro, pero tengo algunas discrepancias por este debate sobre el derecho a decidir, sin definir lo que quieren decidir".
Estas declaraciones las ha realizado fuera de la conferencia, en respuesta a los periodistas, que también le han interpelado por la posición del PSOE en este tema. El ex presidente del Gobierno ha señalado que tanto él como su partido tienen una "idea clara" del modelo territorial que necesita España, y que este pasa por la "federalización" como "única salida".
Zapatero apuesta por reformar la Constitución
Sin embargo, Zapatero señala que las reivindicaciones nacionalistas no pueden dejarse de lado, ignorándolas o minusvalorándolas, y propone, en el marco de la legalidad y lejos de los "caminos unilaterales", "el diálogo, y la búsqueda de acuerdos políticos". Para el ex líder del PSOE que gobernó España de 2004 a 2011, el punto de partida puede ser el documento presentado por los socialistas, bajo el título de Un Nuevo Pacto Territorial: La España de Todos, hecho público el pasado mes de julio.
Esta propuesta es "una reafirmación" del Estado autonómico, "la de España como compromiso colectivo en torno a un proyecto común respetuoso de las identidades diferenciadas" y la de un país gobernado "bajo los principios de la solidaridad, la cooperación y la eficacia, al servicio de la igualdad básica de los ciudadanos inherente a un Estado democrático".
Pero el documento de los socialistas también es "una iniciativa" pues defiende la reforma de la Constitución que colme "los vacíos y dé respuesta a los interrogantes" del Título VIII que, en su opinión, "no hemos acertado a resolver". Es decir, que la Carta Magna recoja "el cabal reconocimiento de los hechos diferenciales y de las singularidades políticas y lingüísticas como genuina expresión de la diversidad", incorpore el "mapa autonómico de España", fije "una distribución de competencias que delimite mejor las responsabilidades respectivas del Estado y de las Comunidades Autónomas", reforme las funciones del Senado, determine el "sistema de financiación autonómica", para evitar su permanente revisión y que "necesita estabilidad", y, finalmente, establezca las bases para la "cooperación y participación" en la Unión Europea.