Veo muy desabrochados a los indepes desde que el Gobierno español empieza a hacer aguas de manera seria. Un Gobierno cuyo líder, Pedro Sánchez, lleva tiempo ejerciendo de desabrochado número uno e incurriendo en la desfachatez política: en su mundo, todos van a lo suyo, pero nunca nadie se había molestado menos por disimularlo. ¿Es posible que esa actitud se haya contagiado a nuestros guardianes de las esencias? Esa impresión tengo leyendo las columnas de algunos plumíferos del ancien regime y escuchando las declaraciones de los políticos en relación al desastre de Santos Cerdán y lo que les toca hacer a partir de ahora.
El separatismo catalán siempre había aprovechado una mala situación en España para dar el cante, le daba igual el desastre de Anual que el advenimiento de la segunda república. Pero los líderes independentistas tenían la delicadeza de invocar motivos poético-patrióticos para el motín, en vez de reconocer que la ocasión la pintaban calva y que había que aprovechar la debilidad española. Hasta Puigdemont, ese sacamuelas, recurrió a asuntos trascendentes para su verbena independentista de hace ocho años.
Ahora, por el contrario, veo a nuestros indepes contagiados de la desfachatez sanchista. En las columnas de sus digitales, pasan de reivindicar la necesidad de la independencia para centrarse en que España está hecha un asco y que ahora o nunca, chavales, pues ha llegado el momento de exigir y chantajear sin tasa al presidente del Gobierno si aspira a seguir siéndolo. Me he tragado cuatro o cinco columnas con el mismo mensaje. Ya no se invocan las ganas de volar libre, sino la posibilidad evidente de practicar la extorsión: si nos necesitas, danos esto, aquello y lo de más allá.
Lo de aprovechar la debilidad del enemigo no se queda solo entre los periodistas. Los políticos lazis también van por ahí. Así se ha manifestado Jordi Turull, en la misma línea que los columnistas de los digitales indepes. Si Sánchez no se toma la molestia de disimular y todo lo que hace es para mantenerse en el poder, ¿para qué se van a andar con componendas los padres de la patria catalana? ¿Y para qué van a recurrir a la parte lírica de la independencia cuando les basta con el chantaje indisimulado y exhibido como una muestra de fuerza patriótica?
Aquí se están perdiendo las formas, amigos. Yo siempre he tenido cierta tendencia al desabrochamiento y la desfachatez, pero me están superando. Los políticos y mis colegas. Uno de ellos, el inefable Vicent Partal, gran patrón de Vilaweb, publicó hace poco un artículo en el que animaba a los patriotas catalanes a tomar nota del atentado ucraniano que se cargó la tercera parte de la aviación militar rusa. ¡La de desgracias causadas con drones de a 100 euros la unidad! No es que el hombre animara a la población indepe a pillar drones baratos para ustedes ya saben qué, pero poco le faltaba. La verdad es que, como inducción al terrorismo, la columna del señor Partal funcionaba a la perfección.
Supongo que después de escribirla, se dio una palmadita en el lomo, se tomó una horchata con fartons y siguió con sus cosas. Y suerte tiene de vivir en un país que es Can pixa i rellisca, ya que en otro es muy probable que la justicia se empeñara en tener unas palabritas con él.