"Nosotros no somos el problema, somos la solución". Esta fue una de las frases que se pronunciaron en la gala del 20 aniversario de la patronal Fecalon, estandarte del ocio nocturno en Cataluña. Las pronunció su secretario general ante centenares de personas, incluyendo no pocos representantes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado (FCSE). 

Y es que los fastos de celebración de la organización empresarial reunieron a la totalidad de los cuerpos policiales y a todas las fuerzas políticas --excepto los comunes-- y a una amplia representación de la sociedad civil. También a representantes de Fecasarm, entidad competidora por la representatividad empresarial. Hubo cordialidad. 

Y elegancia, a tenor de lo que había pasado pocos días antes, cuando un imponente dispositivo policial irrumpió en dos locales de ocio nocturno de Barcelona, como explicó Metrópoli. Los agentes, que actuaban en el marco del muy necesario Pla Daga contra la proliferación de navajas y cuchillos en el espacio común, no hallaron ni un solo filo.

Sí encontraron problemas operativos --sobreaforo y deficiencias en la seguridad-- que una mera pareja de agentes de la policía administrativa hubiera podido detectar.

¿Era necesario montar un macrodispositivo con agentes antidisturbios a cuenta del contribuyente para levantar actas administrativas? Muchos pueden pensar que para ese viaje, no hacían falta alforjas. Que hubo, lisa y llanamente, desproporción y efectismo. 

Que quede claro: el control policial y administrativo de la noche y sus operadores es necesario. Debe hacerse. El Pla Daga de los Mossos d'Esquadra está arrojando buenos resultados y es necesario. Pero quizá debería contar con el ocio nocturno como colaborador y no como enemigo.

Los actores económicos como aliados y no como adversarios sospechosos de albergar auténticos arsenales en sus locales. 

En lugar de asaltar locales con medio centenar o más de agentes por sorpresa y arruinar la caja de la noche, a la vez que se cosechan botines ridículos, quizá sería más efectivo coordinarse con los gestores para combatir los filos y sacarlos de la circulación. Máxime cuando los operadores se están posicionando como "solución y no como problema". 

El martes por la noche, Fecalon tuvo la máxima elegancia y sentido de institucionalidad y premió a todas las policías --Guardia Urbana, Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil-- por su encomiable labor para asegurar que la noche sea segura. Pero en privado, muchos empresarios se quejaban de los últimos episodios de desproporción policial con sus negocios. 

Una alianza entre lo público y privado, de la que se hizo gala en la gala del martes, es la vía a seguir. No se puede permitir ni tolerar el descontrol en la noche barcelonesa, pero tampoco que se asfixie la economía nocturna. Cabe recordar que Barcelona, de hecho, acaba de nombrar a una comisionada del crepúsculo.

Fecalon apuntó a la senda de la colaboración, y es la que se debería seguir. Las imágenes de asalto al castillo a negocios que pagan religiosamente sus impuestos y contribuciones a la Seguridad Social son poco menos que vergonzantes.