No, Paco no mató a sus dos hijos y se suicidó junto a ellos para hacer daño a su expareja, madre de los menores.

Al menos, no hay indicios para la juez de que la triple muerte que sacudió el barrio de Horta el pasado enero fuese ni premeditada ni un caso de violencia vicaria.

A Tània Verge le da igual. La entonces consellera de Igualdad y Feminismos sentenció que aquello era un “asesinato machista” de dos niños “presuntamente a manos de su padre”. Se basó en una hipótesis para tal afirmación.

Ahora, sin embargo, la justicia ha archivado el caso, pues no existe prueba alguna que demuestre que fue una triple muerte intencional. Paco encendió un brasero, y falleció junto a los pequeños por inhalación de monóxido de carbono.

Pero Verge, aunque ya no es consellera, no ha dicho nada al respecto tras el giro de los acontecimientos. No ha rectificado, ni se ha desdicho, ni ha pedido perdón por haber manchado el nombre de este ciudadano.

Una semana después de conocerse la decisión judicial, sigue sin pedir perdón por haber metido a Paco en el saco de las personas –de los hombres– que son capaces de todo para destrozar la vida de sus ex. Ni por decencia se pronuncia Verge.

Al contrario. Y eso que tuvo una magnífica oportunidad de rectificar este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Su credibilidad en este asunto –bastante debilitada– hubiera mejorado. No lo hizo.

Porque, recordemos, el historial de esta politóloga es digno de estudio. Para empezar, en su boca y en su ideario solo existe violencia en un sentido, del hombre contra la mujer –que, aunque mayoritaria, no es la única–. Si ocurre al contrario, calla.

Por no hablar de que la muy feminista señora se olvidó de felicitar a la selección española femenina de fútbol –con jugadoras catalanas– cuando ganó el Mundial, pero no dudó en indignarse con el beso de Rubiales a Jenni Hermoso.

Es otro ejemplo de lo lejos que está la clase política de la ciudadanía, y del mal que hacen algunos representantes públicos con sus pronunciamientos sesgados y su doble moral.

Después se exclamarán por los motivos que llevan a los jóvenes (chicos y chicas) a creer que golpear a la pareja durante una discusión o controlar su móvil no es violencia. Sin duda, estos discursos politizados no ayudan en nada.

En el fondo, aunque con otras formas y contenidos, desde el púlpito político Verge hace tanto daño a la sociedad como Íñigo Errejón: la primera, con declaraciones tendenciosas; el segundo, haciendo lo contrario de lo que predica.