La lectura de las cuatro páginas del acuerdo entre el PSOE y Junts para la investidura de Pedro Sánchez a cambio de “acordar” una ley de amnistía y “negociar” la “celebración de un referéndum de autodeterminación” deja claro que el principal partido de izquierdas de ámbito nacional ha asumido como propio el discurso del independentismo catalán. A pesar de ser falso, sesgado o falaz.
Veamos.
En el texto, el PSOE relaciona el crecimiento del independentismo con la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) de 2010 sobre el Estatuto. Y dice que se debió “fundamentalmente” a “un recurso del PP”. Hombre, hubo un recurso del PP, otro del Defensor del Pueblo –el socialista Enrique Múgica– y otra media docena presentados por gobiernos autonómicos –alguno de ellos socialista–. Es más, el nacionalismo catalán de CiU pactó los dos Presupuestos siguientes de la Generalitat (2011 y 2012) precisamente con el PP. Así que, tan enfadados no estarían. Salvo que ahora, a posteriori, se quiera inventar un relato de lo que no fue.
Para explicar el crecimiento del secesionismo, el PSOE también hace referencia a que, “como reacción” a la sentencia del TC, “se produjo una gran manifestación de protesta y, desde 2015, se han ido repitiendo mayorías absolutas parlamentarias independentistas en el Parlament en las sucesivas elecciones autonómicas, así como movilizaciones masivas de signo independentista”. Pero -¡hombre!- al PSOE se le olvida decir que aquella “gran manifestación de protesta” estuvo encabezada y promovida por el presidente de la Generalitat que, casualmente, era el líder del PSC, José Montilla. Un dato que cambia todo el contexto. ¿O acaso el PSC promovía el independentismo?
Resulta también curioso que el PSOE hable de “limitaciones del autogobierno” y “déficits acumulados” por parte de la sociedad catalana y que, para justificarlo, acuda a “los Decretos de Nueva Planta”. Es decir, a la Guerra de Sucesión –entre Borbones y Austrias– y a la toma de Barcelona por los primeros en 1714. Una fecha mitificada por el nacionalismo catalán. No sé, pero que el PSOE se vaya a 1714 para justificar la amnistía me parece un poco excesivo, ¿no?
Dice el PSOE en el acuerdo pactado con Junts que “la sentencia del TC del año 2010 conllevó que hoy Cataluña sea la única comunidad autónoma con un Estatuto que no ha sido votado íntegramente por su ciudadanía”. Pero quizás debería haber añadido que en el referéndum de aprobación del Estatut sólo hubo una participación del 48,9%. Además, el Estatuto de Andalucía fue aprobado en 2006, votado en 2007 y corregido por el TC en 2011. El texto del PSOE se limita a repetir una mentira clásica del nacionalismo catalán.
Señala el PSOE que “en ese período (2010-2015), se aprobaron diferentes propuestas por parte del Parlament y del Govern de Cataluña en materia fiscal, así como la solicitud de delegación de la competencia para la autorización de referendos o la organización de una consulta al amparo de una ley autonómica. Lamentablemente, los gobiernos de entonces no favorecieron la negociación política y ninguna de estas propuestas, hechas desde la lealtad y el marco legal vigente, fue considerada”. Hombre, no eran solo los gobiernos de entonces –del PP– los que rechazaron una “negociación política” para otorgar a la Generalitat un concierto económico (que esa era la propuesta de pacto fiscal) o para realizar un referendo o consulta independentista. Tampoco el PSOE apoyaba entonces el concierto, ni el referendo. Lo de “lamentablemente” parece, pues, un poco incoherente y es el clásico argumento nacionalista.
Por si eso no fuera suficiente, el texto del PSOE dice que “el intento del Gobierno de impedir el referéndum (del 1-O) dio lugar a unas imágenes que nos impactaron a todos dentro y fuera de nuestras fronteras”. Otra mentira. Y gorda. Las actuaciones policiales del 1-O no estuvieron en ningún momento bajo mandato del Gobierno. La responsable máxima de aquellas actuaciones fue la juez del TSJC Mercedes Armas. Aquellas “imágenes” (para bien o para mal) no fueron responsabilidad del Gobierno. Es otro mito nacionalista que compra el PSOE.
Y como remate, el acuerdo de PSOE y Junts destaca que “el Parlament de Cataluña [...], de acuerdo al Estatut (que tiene carácter de ley orgánica), representa legítimamente al pueblo de Cataluña”. Que no es más que otra forma de reconocerle al parlamento autonómico una soberanía que no tiene pero que el nacionalismo reivindica.
Así las cosas, el texto del pacto deja claro que el PSOE ha comprado el relato del independentismo y del nacionalismo catalán. Todo a cambio de 7 votos. Y todo ello sin que el independentismo renuncie a nada.
Con este pacto, un votante tradicional del PSC no gana nada. El PSC ya no es útil para representar a los catalanes que se sienten españoles.
Y por eso ya no hay ningún motivo para votar a Salvador Illa.