Uno de los motivos que han llevado al fútbol a ser el deporte más conocido, seguido y jugado del mundo es que sus normas son muy sencillas, se puede practicar en cualquier lado y es un juego integrador. Da igual que se reúna gente de distintos orígenes y diferentes lenguas, pues el balompié tiene su propio idioma. Es algo mágico. Pues bien, ERC también quiere meter mano en ese mundo y si hace falta señala al mismísimo Gerard Piqué. Lástima que Clara Ponsatí ha contraprogramado su táctica para darle alas a Junts.
La primera edición de la Kings League ha sido un éxito. Y por varios motivos: es una propuesta innovadora, se puede seguir sin necesidad de estar suscrito a ningún lado, cuenta con streamers e influencers que arrastran a millones de seguidores, y la red que ha tejido Piqué en su faceta de empresario le ha permitido llegar a los más destacados medios de comunicación. ¿Qué podía salir mal? Hasta el president Aragonès asistió a la final.
Bueno, pues nunca llueve a gusto de todos y ha tenido que salir el partido del presidente catalán, ERC, para pedirle a Piqué que “arregle” la “ausencia” del catalán en la promoción del evento. Arreglar, sí, como si algo estuviese roto, o como si hubiera que pedir permiso o perdón por hablar en Cataluña en cualquiera de las dos lenguas oficiales. Siguen sin entender que por este camino solo van a seguir echando tierra sobre la llengua del poble. Por cierto, lo que se le recrimina discretamente es el uso del castellano; sobre que el nombre del torneo sea en inglés no hay ningún problema.
El periodista Quim Maria Puyal fue una pieza capital en la normalización del catalán en las retransmisiones futbolísticas. Y esa lengua se sigue empleando para las retransmisiones balompédicas en RAC1 y Catalunya Ràdio. También en su momento TV3 emitía partidos. Y existe un diccionario estupendo, Diccionari de futbol, que recoge el argot futbolero en catalán. Es realmente una maravilla. Por lo tanto, hay muchas maneras de hacer querer la lengua catalana por medio del deporte, pero nunca con la imposición que pretende ERC con esa actitud chupóptera a costa de la Kings League.
En cualquier caso, el mensaje de los republicanos no es casual. Está lanzado en el momento oportuno para sus intereses, a pocas semanas de las elecciones municipales, a sabiendas de que las encuestas no les son tan propicias como querrían y de que con el asunto de la lengua pueden robarles algunos votos a otros partidos independentistas más radicales. De hecho, compran la tesis de Plataforma per la Llengua, que con anterioridad ya había señalado a Piqué por “arrinconar” el catalán en la Kings League, y a su vez sacan pecho ante quienes los acusan de blandos y les afean su vuelta al autonomismo.
Sea como sea, este arrebatamiento de ERC ha tenido una vida corta, como todo en la actualidad, porque desde el otro lado del independentismo han contraatacado, de forma consciente o no. Clara Ponsatí regresó ayer por sorpresa a Barcelona para "plantar cara" al malvado Estado a sabiendas de dos cosas: la primera es que se la reclamaba solamente para declarar en el Tribunal Supremo, por lo que si no lo hacía terminaría detenida, como así fue y propició con su paseíllo triunfal por Barcelona; la segunda, que se la acusa de desobediencia, por lo que a lo máximo a lo que se enfrenta es a una inhabilitación (que a su edad, con la vida resuelta, poco le afecta), así que lo que se esconde en realidad tras su vuelta es la intención de agitar el avispero con el objetivo de animar a los votantes ultras del independentismo, los de Junts, a fin de sacar la cabeza en las próximas elecciones municipales.