El último sondeo del Centro de Estudios de Opinión (CEO) acerca al líder del PSC, Salvador Illa, a la presidencia de la Generalitat. Según la encuesta, los socialistas catalanes podrían ampliar sus 35 escaños actuales hasta 41, mientras que ERC se mantiene como está (en una horquilla de 30 a 36) y Junts perdería entre 8 y 13 diputados.
Estos guarismos permitirían a Illa suceder a Aragonès con un simple acuerdo con ERC. O, en el peor de los casos, incorporando a los comuns al pacto (que seguirían igual que están ahora, con 6-10).
Pero, los resultados del estudio también apuntan que el crecimiento del PSC procede principalmente de los abstencionistas, mientras que rasca muy poco de los partidos constitucionalistas (un botín no tan goloso por los escaños –6 Cs y 3 el PP– como por los votos –casi un 10% entre ambos–).
De hecho, el 30% de los que votaron a Cs en 2021 dice que ahora se decantaría por el PP y el 18% se quedaría en casa. Solo el 9% apostaría por el PSC.
Esto solo puede ser debido a que los socialistas ya han recuperado todos los votantes que en su momento perdieron en favor de la formación naranja, o que los que no han vuelto no se acaban de fiar de la formación liderada por Illa.
Por ello, y aunque (en principio) todavía falta mucho para las próximas autonómicas, sería razonable exigirle al PSC que aclare, si en el futuro gobierna con el apoyo de ERC, qué pretende hacer en relación con uno de los temas más sangrantes, como es la discriminación de los catalanes castellanohablantes.
¿Está en los planes del PSC normalizar el uso del español en las relaciones de la administración autonómica con los ciudadanos? ¿Está dispuesto a hacer efectiva una educación pública bilingüe en la que, al menos, un 25% de las clases se impartan en castellano?
Y, sobre todo, ¿cómo tiene previsto hacerlo con socios como ERC y los comuns, que se oponen a cualquier medida a favor del bilingüismo?
Estoy convencido de que a una buena parte de los que dicen que votarán al PSC y de los que podrían hacerlo en el futuro les gustaría conocer las respuestas a esas preguntas antes de acudir a las urnas.
De momento, las últimas actuaciones del PSC en relación al 25% han sido decepcionantes, y el empeño del Gobierno socialista de Pedro Sánchez en abaratar el delito de sedición para contentar a sus aliados independentistas tampoco auguran nada positivo.