Olviden las declaraciones grandilocuentes: Salud no internalizará nada. La consejería que más dinero consume de todo el presupuesto autonómico, hasta 10.614 millones en 2022, según datos del Idescat, acaba de externalizar de nuevo la gestión del teléfono de urgencias 061. Lo hará pese a que el conseller del ramo deslizó hace unos meses que estaba dispuesto a "estudiar" lo contrario: la prestación 100% pública.
La última vez que Salud internalizó algo fue en 2016: la atención domiciliaria en Barcelona. Y el ahora titular de Salud, Josep Maria Argimon, lo presenció en directo. Lo sé porque lo saludé en la presentación: entonces era subdirector del CatSalut, el número dos de David Elvira.
Desde entonces, el ánimo de publificar, que dirían los comunes de Barcelona, ha desaparecido de la consejería que mora en la Travessera de Les Corts de Barcelona. Y es que los motivos para no asumir más estructura son poderosos. El más colosal de ellos es el dinero. O la falta del mismo. Salud no cuenta con suficientes fondos para aumentar su estructura, por lo que continuará externalizando algunos servicios, ya sea el 061 o el transporte sanitario.
De hecho, el propio conseller Argimon y el influyente Colegio de Médicos de Barcelona pidieron 5.000 millones más hace unos meses. Lograron algunos más, hasta 1.500 millones, y gracias a los fondos Next Generation, pero no esa cifra.
Por lo tanto, no ocurrirá como en Baleares, donde el Servicio de Salud ha asumido [ver nota aquí] el transporte programado o no urgente. En Cataluña no pasará, dicen desde el sector los que entienden, pese a que la CUP trató de impulsar una proposición de ley en este sentido.
El texto de los anticapitalistas acabará en papel mojado como acabó en nada el acuerdo del Govern con los comunes para aprobar los Presupuestos autonómicos de 2022. La entente entre Ejecutivo regional y comunes contemplaba avanzar hacia la "internalización" del 061. Pues bien, el SEM acaba de publicar las nuevas plicas de licitación que sellan otros cuatro años de provisión privada.
Además del dinero, que es la razón más importante, Salud no internalizará nada porque sus actuales gestores no creen en ello. Junts, el partido del consejero Argimon, por bien que éste se presente como independiente, es heredera de CDC. Y los convergentes contribuyeron al modelo sanitario actual, que reposa sobre la colaboración público-privada y la diversidad de prestadores sanitarios desde los años 80.
Lo sabe Argimon, por bien que no lo diga en público, quizá con ánimo de no dañar sus opciones de futuro, que podrían pasar por el Ayuntamiento de Barcelona junto al --también médico-- Xavier Trias.
Y, dicho de paso, también lo saben los comunes. Ellos mismos han tenido que dar marcha atrás en Barcelona con la atención domiciliaria. Prometieron municipalizarla y, al asumir la alcaldía de la ciudad en 2015, vieron que costaba tanto dinero que se desdijeron. Y han terminado entregando la mitad del contrato del contrato a DomusVi, que tiene su cabecera en una isla offshore, como alertó Crónica Global. Cuestión que choca con el código ético de la contratación local.
Por ello, cuando algunos políticos --sean del color que sean-- hacen declaraciones grandilocuentes, se impone realizar un ejercicio de prudencia. Y si no, ya estaremos los periodistas para recordárselo.