La tozudez y la ceguera de Laura Borràs han terminado por hacer un gran favor a los catalanes porque con su actitud ha dado el golpe de gracia al agonizante procés que tan irresponsablemente inició Artur Mas y lo que hasta entonces había sido el nacionalismo catalanista.
Resulta tedioso analizar a estas alturas la capacidad de liderazgo de la expresidenta del Parlament porque una persona que escribe correos sobre cómo sortear la ley para ganar dinero a costa de la empresa que ella misma dirige queda automáticamente descalificada. A una conclusión muy similar cabría llegar tras las declaraciones públicas en las que admitía que el conseller de Interior le había informado de la investigación policial y judicial en curso que la imputaba.
En estos momentos, lo relevante es que Borràs ha forzado al partido que preside a darle la espalda y desoír a los pocos apoyos con que aún cuenta, como Quim Torra y Carles Puigdemont. Ni va a paralizar la Cámara autonómica ni va a romper el Govern.
JxCat no se puede permitir quedar a la intemperie, necesita manejar los recursos de las consejerías en sus manos para alimentar su aparato y preparar las próximas elecciones, máxime cuando la Generalitat dispone de recursos adiciones –3.100 millones-- gracias a la elevación del techo de déficit y al incremento de la financiación del Estado para el año próximo.
El protagonismo de esa especie de trumpismo a la catalana, como alguien lo ha bautizado con acierto, es una anomalía que ya hemos dejado atrás. Sin otro proyecto político que la confrontación y con esa especie de ingenuidad mezclada con un autoritarismo desvergonzado ha logrado asustar a sus propios compañeros de partido, conscientes de que pretendía arrastrarlos en la defensa de un caso de corrupción. Pura y llanamente corrupción, por más presunta que sea.
Se ha quedado sola, con esas 200 o 300 personas tan respetables que a las puertas del Parlament llamaron “mora de mierda” a una diputada de origen magrebí, y con Francesc de Dalmases, su garçon servant. Que el nacionalismo suelte lastre debe ser una buena noticia para todos.