Disparo de salida a los movimientos que impactan en la organización del Mobile World Congress (MWC), la principal feria tecnológica de Europa que se celebrará del 28 de febrero al 3 de marzo en Barcelona.
Sony ha anunciado que no vendrá a la ciudad y se pasa al formato online al asegurar que la variante ómicron les obligaba a tomar una decisión conservadora. La justificación tiene poco recorrido si se tiene en cuenta que participó hace escasas semanas en un evento análogo en EEUU, el CES de Las Vegas, que se celebró en un momento de pico de contagios en esa parte del continente americano.
¿Será que tiene más peso el lugar donde se celebra el encuentro tecnológico que el evento en sí? Por ahora, la multinacional con sede en Tokio se ha llevado un correctivo de GSMA --aseguró que estaba “decepcionada” por los nipones--. Es decir, de la promotora del congreso de Barcelona y una entidad clave para entender el sector más allá de los tres nombres propios con mayor importancia. Los de Apple, Google y Huawei.
GSMA es una suerte de patronal que aúna los intereses de unos 800 operadores de telefonía móvil y de más de 250 empresas relacionadas con este sector. El gigante chino también está integrado en la asociación y es uno de los actores más relevantes del MWC, escenario que siempre incluye en sus planes anuales de presentación de productos. Apple solo aparece ante el gran público en los eventos que organizan ellos mismos --y controla al 100%--, aunque cada año suele venir de tapado a Barcelona para hacer negocio. En cuanto a Google, participaba en las primeras ediciones en la capital catalana y sus stands solían ser impresionantes (llegó a montar un tobogán), aunque desde hace mucho tiempo deja que sean otras insignias las que hablen de su sistema operativo, Android, y se limita a llevar a congresistas.
Solo Sony ha manifestado que se apea del congreso de forma abierta. GSMA capea desde hace semanas las dudas sobre el formato del evento. Las mismas que han pasado desde la irrupción de la variante surafricana del virus con todas sus consecuencias. Europa se ha puesto las pilas y ha empezado a vacunar con la dosis de refuerzo para alcanzar la ansiada gripalización del Covid, aunque los expertos avisan de que aún es pronto. Algo parecido ocurre en los territorios asiáticos con mayores posibilidades económicas. Los principales emisores de público del MWC a los que se esperaba volver a atraer en esta edición.
El primer ejecutivo de GSMA, John Hoffman, ya ha dejado claro que no cambiará ni una coma del evento programado si no se lo piden las autoridades. El de 2021 fue descafeinado y el organismo ha trabajado en el último año para recuperar el pulso. Fira de Barcelona hace tiempo que tiene el espacio completo y a la decisión de Sony le sucedió una levantada general de teléfonos para cubrir el espacio físico que quedará disponible en el recinto de Gran Vía. Con todo, todos los implicados son conscientes de que aún es pronto para recuperar las cifras de asistencia e impacto económico de 2019 y se contentan con mejorar de forma ostensible las de 2021.
Las previsiones sanitarias indican que el MWC abrirá las puertas durante los últimos coletazos de la sexta ola en España. El principal problema es saber en qué momento epidemiológico se estará en el resto de territorios que deben enviar profesionales a la ciudad. Ya hay voces que sugieren un aplazamiento hasta primavera o verano, una alternativa que los portavoces de GSMA rechazan en estos momentos.
La crisis del Covid ha acostumbrado a la población a decisiones anunciadas en tiempo de descuento. Ninguno de los implicados en promover el congreso tecnológico descarta del todo la opción de posponerlo in extremis si persisten las restricciones en las próximas semanas. Lo que no está claro es que se contemplen los efectos más nocivos de una acción que pueda parecer improvisada, aunque se justifique por causa de fuerza mayor. ¿Hay margen para ser más transparente?