La vuelta a la normalidad tras las vacaciones de Navidad implica iniciar el camino hacia un nuevo cambio de calado en la economía del país, el de los salarios. Patronal, sindicatos y Gobierno acordaron abrir este melón tras firmar el acuerdo laboral antes de fin de año. El pacto que actualiza la reforma del PP de 2012 y que no se validará en el Congreso hasta el próximo 7 de febrero. El Ejecutivo de Pedro Sánchez está inmerso en la búsqueda de los acuerdos políticos necesarios para que el decreto salga adelante ya que, por ahora, no cuenta con los apoyos necesarios para ratificarlo. De forma paralela, los agentes sociales han iniciado los contactos informales que deberían facilitar el inicio de la negociación.
CCOO y UGT cuentan con una gran ventaja de partida. En el seno de la CEOE existe una mayoría --no unanimidad-- que reconoce el problema enquistado de las bajas retribuciones que se cobran en España y las derivadas de la pérdida de poder adquisitivo de la población. Cuestión que complica cada vez más vivir en grandes ciudades como Barcelona y Madrid. Las zonas que, precisamente, concentran la mayor actividad económica.
A pesar de esta predisposición, patronales como Foment del Treball ya han mandado un aviso para navegantes. La organización advirtió en la presentación de su último informe de coyuntura económica de que la escalada de la inflación no propicia ir demasiado lejos en la nueva revalorización del salario mínimo interprofesional (SMI). Que el pacto de los salarios se quede solo en eso, en subir otra vez el suelo salarial, implicaría quedarse otra vez a medias.
Patronal y sindicatos tienen perfectamente identificado cuál es la gran carencia del mercado del trabajo en España. Más que el SMI, el principal problema es cómo se suben los salarios medios-bajos y medios. La última radiografía de las retribuciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) fijó en los 24.395,98 euros la ganancia media anual por trabajador. Implica un repunte del 1,6% respecto al año anterior y van desde los 29.476,21 euros que se perciben en País Vasco, los 27.817,76 de Madrid o los 25.968,29 de Cataluña, a los 19.940,68 de Extremadura, la comunidad con sueldos medios más bajos.
Son cifras pre-Covid de 2019, el dato más actualizado es el del coste laboral medio de las empresas. Se situó en los 2.648,87 euros por trabajador en el tercer trimestre de 2021, el 4,9% más respecto al mismo periodo de 2020. Hay un repunte destacado, sí, pero ni siquiera cubre la inflación anual de 2021, que se ha quedado en el 6,7%. Es un punto más de lo que se registró en noviembre y la previsión para el ejercicio en curso es que siga en ascenso porque persisten grandes retos como qué hacemos con el mercado eléctrico --¿es sostenible continuar con el cierre de centrales nucleares? ¿tiene capacidad el Estado de aligerar los peajes e impuestos asociados a la factura energética?--, ya que las subastas siguen marcando precios récord del servicio.
Los propios agentes sociales reconocen que la pérdida de poder adquisitivo continuará en el tiempo y que se deberían buscar fórmulas que permitieran llegar y romper la barrera de los 30.000 euros de salario bruto por trabajador de forma más sencilla. También hay un consenso amplio en que solo con incentivos fiscales reales y que se consoliden se podrá superar el gran obstáculo del mercado laboral del país. ¿Habrá margen para ello en la negociación?