Casi todas las personas tienen opinión sobre el mundo que les rodea, y todas están en su derecho a manifestarla, incluidos los jueces y los policías. Otra cosa es cómo y dónde la expresan.
Al margen de desestabilizar Cataluña y de centrar la agenda política española, el procés no ha logrado ninguno de sus grandes objetivos. La internacionalización del conflicto --la excusa de Carles Puigdemont para justificar su huida-- tampoco progresa, aunque en el terreno judicial no se puede decir lo mismo, porque de hecho es el único en el que han tenido alegrías. Los tribunales españoles se han llevado algún varapalo en Europa por esta causa. Como ha sucedido también en el caso del rapero Valtònyc.
La filtración de los calificativos con que unos cuantos jueces –al parecer, no pasan de unas decenas-- se refieren a los políticos secesionistas y a sus seguidores en un chat oficial del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se ha producido en un momento muy delicado. No parece que gente que se manifiesta con esa radicalidad y esa falta de respeto hacia los demás sea la más adecuada para aplicar la ley a los separatistas que, presuntamente, se la han saltado.
Ya sabemos que lo trascendido no es delito, aunque tampoco es para darles una medalla. Las opiniones son libres, pero según cómo se exteriorizan dicen más del emisor que del objeto de sus juicios. ¿A quién se le ocurre hablar en esos términos en un mail? A alguien que se cree por encima del bien y del mal, a alguien que da la razón a los que usan la idea de que España sigue anclada en el pasado para descalificar sus instituciones democráticas.
Por eso Quim Torra y Carles Puigdemont se han lanzado a lo que mejor se les da: la propaganda y el victimismo. Se lo han puesto a huevo.
Y, mientras, el Gobierno tiene que tragarse el sapo sin más remedio que confiar en que las opiniones personales de estos prendas no afecten a sus sentencias. Tiene que aguantar el tipo hasta que amaine la tormenta. Sería una barbaridad imperdonable que se pusiera a la altura de los políticos nacionalistas y denunciara a los agentes de los Mossos que escriben cosas como "jueces de mierda", "España fascista" y "nazis" en las redes sociales. Hay que confiar también en que cuando levanten la porra se olviden de la ideología.