Fainé se va; pero, sobre todo, se queda
Trascendió ayer que Jordi Gual, jefe de estudios de la entidad durante años y profesor de economía en el IESE, será el nombre que Isidro Fainé propondrá mañana jueves a la comisión de nombramientos y retribuciones de Caixabank para que, a su vez, este órgano lo lleve al consejo de administración como nuevo consejero. De ahí, a la presidencia.
Fainé se va, pero sobre todo se queda. Entre otras razones porque el manresano mantendrá la presidencia de la fundación bancaria que posee la mayoría de las acciones del propio banco y de su cartera de participaciones empresariales. Se queda porque Gual será un presidente chairman, que es tanto como decir que tendrá sólo funciones de representación sin ninguna atribución ejecutiva destacable. Esa ha sido la voluntad de las autoridades bancarias comunitarias, que desde su unificación como supervisores atan en corto a los instituciones de crédito para evitar desmanes como los que dieron lugar a la última crisis financiera.
¿Por qué se va Fainé a la fundación? Por imperativo legal
Gonzalo Gortázar ejercerá como hombre fuerte en el área de la gestión desde su cargo de consejero delegado, como hasta la fecha, y Fainé seguirá mandando desde la fundación. ¿Por qué sale Fainé de allí? Por imperativo legal, igual que el secretario de los dos consejos, Alejandro García Bragado, a los que la nueva normativa ha obligado a dejar uno de los dos cargos.
La trayectoria de Fainé es indiscutible. Banquero por vocación, lleva los manguitos en el corazón y hasta en el espíritu. Sustituyó a Ricard Fornesa en el cargo, pero antes ya había conseguido abrirse paso ante Josep Vilarasau y su eterno adversario Antoni Brufau. Y, más o menos siempre, ha logrado salirse con la suya, la victoria y el control de las organizaciones y los equipos que pilotaba.
Esa capacidad para el liderazgo tranquilo no impide algunos análisis que han circulado sobre si el grupo está llevando a cabo unas prácticas de gobierno corporativo correctas. ¿No había nadie en el consejo de administración con capacidad para llevar a cabo un relevo automático y ha sido necesaria la incorporación de Gual a última hora y con el árbitro pitando el final del partido en Fráncfort? ¿Es necesario un periodo de unas semanas por no haber tenido un pacto cerrado con el BCE en el que la presidencia sea provisional para el vicepresidente, Antoni Massanell? Esa es una de las críticas menores, pero existentes.
Gual es un hombre de Fainé. Del IESE, ambos comparten visión y mirada hacia la trascendencia personal y profesional. Economista de profesión podrá ejercer el cargo con el perfil que el Banco Central Europeo deseaba y Fainé seguirá como interlocutor principal de estrategias y planificaciones, lo que podríamos denominar poder en estado puro.
El cambio era obligado por la ley, pero la norma permite que todo siga, de facto, como solía. Fainé seguirá siendo el cerebro del grupo y Gortázar y Jaume Giró sus impecables ejecutores. Será igual, eso sí, hasta que el Tito Fainé decida desplazarse a Gas Natural, por la que sigue suspirando (ayer estuvo en su consejo de administración) y la mejor Ibex 35 catalana que le queda al alcance para un retiro tranquilo.